jueves, 31 de marzo de 2011

El mundo está mejor porque hay más luz

30 de marzo de 2011 - Nº 160
"La vida es un juego. Juega lo mejor que puedas, pero no olvides que es tan solo un juego; un juego sin perdedores."

SAT





Importante: Incluye a boletin@de2haz1.com en tu lista de contactos, para prevenir que este mensaje se confunda con spam.


¡Hola!
Ve uno los noticieros por la televisión y, además de la sección “light” de farándula al final, que más parece un ligero paliativo temporal frente a la avalancha de malas noticias que se presentan previamente, no recuerdo con exactitud cuándo fue la última vez que le dieron a una buena noticia la misma relevancia que se le da a la tragedia cotidiana. Pareciera que intencionalmente buscaran bajarle la energía al espectador con tanta noticia negativa, y realmente uno tiene que hacer de tripas corazón para no dejarse afectar por el bombardeo de tragedia que muestran. No sorprende que mucha gente viva según reza el popular adagio “la vida es dura, y duuuuura…”

Evidentemente, esos hechos dolorosos sí suceden, pero no son lo único que sucede aunque sí son lo único que se muestra.

En mi personal opinión, y sin ser yo el tipo de persona que cree en conspiraciones planetarias o cosas por el estilo, sí siento que la agresividad y negatividad que muestran los medios es de alguna manera intencional. Además de que la tragedia “vende”, pues a través del morbo le refuerza al ego su propia imagen de limitación, al observar cuidadosamente pareciera también evidente que todo lo que se muestra tiene un solo objetivo: crear desilusión. ¿Desilusión de qué? Pues desilusión de la vida, naturalmente: “el mundo está cada vez peor”.

Adicionalmente, y aunque hay ya publicidad inteligente que busca crear una experiencia positiva a través de la comunicación, aún hay mucha publicidad de viejo formato que en buena medida también apoya la desilusión: desilusión porque no soy tan bonita como la modelo (tengo que comprarme esos zapatos o usar ese maquillaje para parecerme), desilusión porque no “levanto hembra” (tengo que usar ese desodorante para que me “lluevan las mujeres”), desilusión porque estoy calvo (tengo que comprar el cepillo láser para que me salga pelo), etc.

Una persona desilusionada, con la energía baja, no solo es más fácilmente manipulable dentro de un sistema económico cimentado en el consumo de bienes y servicios, sino que crea más desilusión y desazón a su alrededor, fomentando así el consumismo. A esto es a lo que se le llama “la economía del miedo”.

Todo el sistema económico, político y religioso, que traemos desde hace siglos, todo está cimentado en el miedo, en mantener convencida a la gente de que es incapaz, limitada y que no tiene ningún poder. Tal y como lo dijo Goebbels, ministro de propaganda nazi durante la II guerra mundial, “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”, y así es como se ha perpetuado la mentira. Nuestras familias están cimentadas en esos mismos valores, tanto así, que la educación que les damos a nuestros hijos tiene como componente fundamental el “educar niños con defensas”. ¿Defensas ante qué? ¡Si nadie los está atacando ahora! Claro, “los atacarán en el futuro” dirán los preocupados padres, y aunque los hechos así parecieran confirmarlo, la realidad es que están educando bajo el mismo principio del miedo: miedo a lo que pueda pasar.

Pero en lo personal hace un tiempo me llegó una visión distinta, de Sai Baba me parece, en que a través de un ejemplo explica cómo en realidad el mundo no está peor cada vez, sino mejor. La metáfora es simple: Todo el “mal” y podredumbre que nos muestran los medios siempre ha existido, solo que ahora podemos verlos, antes no los veíamos; y los vemos simplemente porque hay más Luz. Conclusión: hay más Luz en el planeta, por lo tanto estamos mejor que antes.

Qué hermosa perspectiva, que magistral demostración de cómo el sufrir o gozarse la vida no depende de nada más que de nuestro parecer ante esta, sin importar los hechos que se vean en la forma.

Los tiempos de aquí y ahora (pues ya no son los tiempos por venir) son los tiempos en que es necesario aprender que sí tenemos el control, que el sufrir o gozar en la vida no depende de nada ni nadie excepto de nosotros mismos, y que por más que haya grupos de personas interesadas en mantener dormida a la humanidad por sus propios intereses basados en una cultura de miedo, en realidad está en nosotros la capacidad de no ser más objetos de manipulación cultural.

Todo lo que está pasando, todo lo que estamos viendo, todo el movimiento planetario solo nos está pidiendo una cosa: ¡Despierta! ¡Abre los ojos! ¡Date cuenta que tú tienes el poder sobre tu vida! ¡Tú y solo tú eres el dueño de tu parecer, tú y solo tú te creas tu experiencia!

Cada vez veremos más y más el colapso de todas las estructuras de poder actuales, puede tomar un año o cien, pero es un hecho irreversible. Si escogimos nacer para estar vivos en esta época, es porque aquí está lo que necesitamos vivir. Hagámonos conscientes de esto y usemos nuestro poder, el que ya existe en nosotros y nadie puede quitarnos.
En servicio,
Santiago
Coach en Inteligencia del Cambio
www.SantiagoMarino.com

sábado, 19 de marzo de 2011

Ser amable con uno mismo

Nuevo enfoque / Un concepto que choca con la cultura de la autocrítica

Ser amable con uno mismo

La psicología rescata el valor de la autocompasión y sus beneficios para la salud


Tara Parker-Pope
The New York Times
NUEVA YORK.- ¿Te tratas tan bien como tratás a tus amigos y a tu familia? Esta pregunta es el punto de partida para una nueva área de la psicología en franco crecimiento llamada autocompasión: qué tan amables somos con nosotros mismos. Los que fácilmente apoyan y entienden a los demás, en general sacan muy bajos resultados en los tests de autocompasión, regañándose por fallas como el sobrepeso o la falta de actividad física.
Sin embargo, las últimas investigaciones sugieren que aceptar nuestras imperfecciones puede ser el primer paso para lograr una mejor salud. Las personas que tienen altos valores en esta clase de tests sufren menos la depresión y la ansiedad, además de ser más felices y optimistas. La información preliminar sugiere que la autocompasión puede incluso influir en cuánto comemos y ayudarnos a bajar de peso.
Estas ideas parecen ser contrarias a los consejos de muchos médicos y libros de autoayuda que sostienen que la fuerza de voluntad y la disciplina son las claves para una mejor salud. Pero Kristin Neff, pionera en este campo, dice que la autocompasión no se debe confundir con la autoindulgencia o con tener estándares bajos.
"En mis investigaciones encontré que la razón principal por la cual las personas eran poco autocompasivas era el miedo de volverse indulgentes consigo mismas -explica Neff, profesora asociada de desarrollo humano en la Universidad de Texas-. Creen que la autocrítica es la que las mantiene en línea. Nuestra cultura dice que ser duros con nosotros mismos es lo correcto."
Imagine su reacción frente a un niño con problemas en la escuela o que come demasiada comida chatarra. Muchos padres ofrecerían su apoyo, enseñándole o buscando comida más sana que él disfrute. Pero cuando los adultos se encuentran en una situación similar, trabajando demasiado o comiendo de más y ganando peso, muchos caen en un círculo de autocrítica y negatividad. Eso hace que se sientan incluso menos motivados a cambiar.
"La autocompasión realmente conduce a la motivación -dice Neff-. La razón por la cual no dejarías que tus hijos comieran cinco kilos de helado es porque los quieres. Con la autocompasión, si te quieres a ti mismo, tiendes a hacer lo que es saludable para ti más que lo que es dañino."
Neff desarrolló una escala de autocompasión: son 26 frases para determinar cuán seguido la gente es amable consigo misma y si reconocen que los vaivenes son simplemente parte de la vida. Para quienes sacan bajo puntaje en la escala, Neff propone una serie de ejercicios: escribir una carta de apoyo a uno mismo, como para un amigo que preocupara; hacer una lista con los mejores y peores rasgos, pensando en cuáles podrían ser los pasos por seguir para ayudar a sentirse mejor acerca de uno mismo.

Un día de Domingo. Tim Maia y Gal Costa




En portugués:

Eu preciso te falar                                                      
te encontrar
de qualquer jeito
pra sentar e conversar
depois andar
de encontro ao vento
eu preciso respirar
o mesmo ar que te rodeia
e na pele quero ter
o mesmo sol
que te bronzeia
eu preciso te tocar
e outra vez
[Más Letras en http://es.mp3lyrics.org/a4N]
te ver sorrindo
e voltar num sonho lindo
já não dá mais pra viver
um sentimento sem sentido
eu preciso descobrir
a emoção de estar contigo
ver o sol amanhecer
e ver a vida acontecer
como um dia de domingo
Faz de conta que
ainda é cedo
tudo vai ficar
por conta da emoção
Faz de conta que
ainda é cedo
e deixar falar
a voz do coração
[Bis]



En español:


Hoy te tengo que encontrar

y sentarnos un momento,

como antes conversar
 
en vez de andar a contratiempo,
 
necesito respirar el aire que ahora te rodea
 
y en la piel quiero sentir el mismo sol que te broncea,
 
necesito recorrer tu cuerpo y verte sonreir
 
y volver a ser los mismos,
 
ya no puedo más vivir un sentimiento sin sentido,
 
necesito descubrir esa emoción de estar contigo
 
ver el sol amanecer y ver la vida acontecer
 
como en un día de domingo.


 
Imagínate que todo es nuevo
 
y dejemos que nos lleve la emoción,
 
que se duerma el alma en el silencio
 
y que pueda hablar la voz del corazón.



Hoy te tengo que llamar para ver si ha pasado
 
y porque acabó tan mal, saber porque nos separamos,
               
necesito oír tu voz para bailar con su sonido
            
corazón a corazón sintonizando los latidos
 
necesito despertar entre tus brazos y sentir
 
que jamás ha sucedido,
              
ya no puedo continuar disimulando que te quiero
                
y no te puedo olvidar porque te extraño y te deseo
 
quiero verte junto a mí y ver el mundo sonreir
 
 
como en un día de domingo.


                      
Imagínate que todo es nuevo
     
y dejemos que nos lleve la emoción,
     
que se duerma el alma en el silencio
     
y que pueda hablar la voz del corazón. (BIS)




miércoles, 16 de marzo de 2011

Oremos como nuestro Padre nos enseñó.

                                                                              

Mateo 6, 7-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando ustedes hagan oración no hablen mucho, como los paganos, que se imaginan que a fuerza de mucho hablar, serán escuchados. No los imiten, porque el Padre sabe lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes, pues, oren así:

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu Reino,
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.

Si ustedes perdonan las faltas a los hombres, también a ustedes los perdonará el Padre celestial. Pero si ustedes no perdonan a los hombres, tampoco el Padre les perdonará a ustedes sus faltas".

+ Reflexión
Quisiera hoy centrar nuestra reflexión sobre el perdón. Ante todo, debemos entender que el perdón no es un sentimiento, sino: UN ACTO DE LA VOLUNTAD. Cuando una persona nos ofende, se crea en nosotros un "sentimiento" (generalmente de resentimiento, pudiendo incluso llegar al odio) del cual, de manera ordinaria, no podemos tener control, pues responde a una acción que toca un área "espiritual" (lo mismo podemos decir para el amor, la envidia, etc.). Este sentimiento se incrementará con la repetición de acciones semejantes a las que lo crearon, y/o reaccionando de acuerdo con el "impulso" natural de este sentimiento (en este caso, sería la agresión); en cambio, disminuirá, pudiendo llegar a desaparecer, con una respuesta contraria a la que el sentimiento genera.

Perdonar es la decisión que el hombre toma de no reaccionar conforme al sentimiento, sino por el contrario, buscar la acción que pueda ayudar a que ésta desaparezca, como puede ser una sonrisa, el servicio, la cortesía, etc. Por ello el perdón exige renuncia, renuncia a nosotros mismos, a nuestro afán de venganza, a actuar conforme a nuestra pasión. En pocas palabras, perdonar es devolver bien a cambio de mal. Sólo si nosotros perdonamos, tendremos también el perdón de Dios, y más aún: experimentaremos la verdadera alegría de amar. No es fácil, pero todo es posible con la gracia de Dios.


Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro

sábado, 12 de marzo de 2011

No hay que intentar ser una supermujer

Maternidad / Reflexiones de un obstetra que atendio 9000 partos

"No hay que intentar ser una supermujer"

Es lo que aconseja el doctor Mario Sebastiani en su libro de reciente publicación: Lo que nadie te contó del embarazo y el posparto

Sábado 12 de marzo de 2011 | Publicado en edición impresa
"No hay que intentar ser una supermujer"
Foto  / SHUTTERSTOCKVer más fotos
Nora Bär
LA NACION
Para Susanita, la inefable amiga de Mafalda, todo era muy sencillo y el futuro era sinónimo de "¡hijitos!" Sin embargo, en Lo que nadie te contó del embarazo y el posparto (Ed. Paidós, 2011), el ginecólogo y obstetra Mario Sebastiani pinta la otra cara de la maternidad, la de las inevitables dificultades, culpas y dudas que, junto con la dicha, trae aparejadas todo nacimiento.
"El que diga que la maternidad es sencilla, es deshonesto o distraído -afirma-. Hay que desalentar el mito de una madre abnegada como causa directa de un hijo perfecto."
Como "hombre, padre (de cuatro hijos), obstetra y marido", Sebastiani destiló en este libro toda la experiencia que reunió durante 35 años en el Hospital Italiano de Buenos Aires, donde en todo ese tiempo calcula que atendió la pavada de... ¡9000 partos! "Gracias a trabajar todos los días en un servicio de obstetricia, me enriquecí con las vivencias de las mujeres que asistí tanto como con las de otras embarazadas que fueron motivo de una reflexión o de un ateneo en nuestro hospital", explica.
-Doctor Sebastiani, ¿las mujeres y los hombres llegamos a la maternidad con una imagen idealizada de lo que nos espera?
-Sin duda. Lo que pocos nos cuentan es cuáles son los "daños colaterales" de estas experiencias. Vivimos en una sociedad en la que dar vida es dar amor. Sin embargo, no somos pocos los que creemos que tener un hijo es un acto en el que, aunque el amor esté presente, hay una dosis de egoísmo. "Quiero tener un hijo..." es una expresión que, analizada palabra por palabra, expresa la realización de un deseo personal y no el del hijo por nacer...
-¿Esa confrontación con la realidad nos desilusiona?
-En el enfoque meloso que se le da a la natalidad, las fantasías sobre el embarazo y sobre el nacimiento no siempre se cumplen. Pensar que es algo natural hace que las mujeres crean que todo se desarrollará sin dificultades, y que las respuestas de su organismo y de su psiquismo se adaptarán fácilmente a los cambios. Sin embargo, lo que vemos frecuentemente son mujeres que se quejan de las modificaciones corporales, el miedo a que algo salga mal o a que su hijo tenga alguna alteración estructural o de salud. El problema es que, como la sociedad festeja el embarazo y el parto, las mujeres no encuentran eco para manifestarse y sufren en silencio para no ser tildadas de "malas" o "desagradecidas".
-¿El "porrazo" es mayor en las que cumplen una tarea fuera del hogar que entre las que encarnan una maternidad "a la antigua"?
-Cada mujer vive estas etapas de acuerdo con su biografía y su entorno biopsicosocial. Claramente, las profesionales, que tienen un buen trabajo o son exitosas en algún aspecto, sienten que sus posibilidades para el futuro colisionan con las responsabilidades de la crianza. Por eso, vemos que hoy cada día es más frecuente la maternidad después de los 30 años. Esto indicaría que a esa edad existe cierta estabilidad emocional, laboral y afectiva. En Francia, por ejemplo, se está viendo que es más frecuente tener un hijo en un segundo matrimonio que en el primero, y hay incluso mujeres que deciden no tener hijos, aunque son muy criticadas.
-¿Qué efecto tienen en la esfera emocional de las mujeres las exigencias sociales contradictorias: ser madres dedicadas y, al mismo tiempo, trabajadoras eficientes?
-La multiplicidad de roles es uno de los aspectos más difíciles que vive una mujer. Algunas casi mencionan con cierta vergüenza que son amas de casa. Sin embargo, se pasa por alto que la definición de "ama de casa" encierra una plétora de actividades no remuneradas ni valoradas. Si, además, una mujer trabaja y está fuera de su casa, no sólo tendrá dudas, sino que también será juzgada maliciosamente, porque en nuestro imaginario social debe estar cuidando a sus hijos y a su marido.
-¿Es posible evitar los conflictos (por dejar al bebé, por no amamantar, por verse limitada en su profesión, porque no le alcanza el tiempo para ocuparse de la casa, los hijos, el marido...)?
-Sin duda, se puede y se debe manejar la culpa. La estrategia debe darse antes de que ésta aparezca, explicando a través de las consultas, los cursos de preparación para la maternidad, las lecturas y las charlas a qué dudas se enfrentarán y cuáles son los elementos de reflexión que pueden ayudar a resolverlas. Hay que fortalecer la personalidad de una madre. Intentar ser una supermujer es un fracaso asegurado. Las más jóvenes muestran un mayor encanto para adaptarse; las mayores visualizan mejor los problemas. Sin embargo, ambas necesitan ayuda y soporte.
-¿Cómo recibe la mujer los consejos que les llueven de sus amigas, madre, suegra, después del parto? ¿Debe tenerlos en cuenta, o conviene manejarse por instinto?
-Depende... Si se habla con honestidad, si no se obliga, si se comprende, creo que lograrán acompañar y sanar alguna herida. Si, en cambio, el embarazo es el mejor momento de la vida, el parto fue fantástico y la lactancia es celestial, y la mujer no lo ha vivido así, lo único que se logrará es aumentar las culpas y la retracción hacia el sufrimiento en silencio y en soledad. No es tarea fácil, pero creo que es importante que una mujer no viva su maternidad de manera abnegada, sino que a sus proyectos de crecimiento personal pueda anexar la educación y diversión junto a su hijo.

viernes, 4 de marzo de 2011

Los discapacitados


Los discapacitados


Se les dice que no son normales. Y normal quiere decir ser igual a la mayoría. Pero no quiere
decir que no sean seres humanos. Con sus virtudes y defectos.

Por eso no se preocupen si alguien no es normal o es discapacitado. Igual, ésta persona puede
tener habilidades que nosotros los normales no tenemos, aunque carezcan de
otras. O acaso los normales no carecemos de muchas habilidades también, aunque
tengamos otras.

Rescatemos lo bueno de cada persona.

Leticia V Castells