Boletín 78 de la Comunidad de Jóvenes Católicos
¿Cómo hacer del deporte una expresión de la vida cristiana?
Autor: Catholic.net | Fuente: Catholic.net
¿Cómo hacer del deporte una expresión de la vida cristiana?
Fuente: Fe y Familia
Gran importancia cobra hoy la práctica del deporte, porque puede favorecer en todos la afirmación de valores importantes como la lealtad, la perseverancia, la amistad, la comunión y la solidaridad.
Precisamente por eso el deporte ha ido desarrollándose cada vez más como uno de los fenómenos típicos de la modernidad, casi como un «signo de los tiempos» capaz de interpretar nuevas exigencias y nuevas expectativas de la humanidad.
¿La Iglesia recomienda el deporte?
La Iglesia no cesa de recomendar la valoración del cuerpo humano mediante una apropiada educación física, la cual, mientras, por una parte, hace que se eviten las desviaciones del «culto al cuerpo», por otra, entrenan al cuerpo y al espíritu en el esfuerzo, ánimo, equilibrio, sacrificio, nobleza, fraternidad, cortesía y, en una palabra, en el fair-play.
¿Qué deportes valora la Iglesia?
La Iglesia valora y respeta todos los deportes que son verdaderamente dignos de la persona humana. Son tales cuando favorecen el desarrollo ordenado y armonioso del cuerpo al servicio del espíritu y cuando dan lugar a una competición inteligente y formativa que promueve el interés y el entusiasmo, y son fuente de sano esparcimiento.
¿Por qué la Iglesia promueve el deporte?
El deporte, incluso bajo el aspecto de educación física, encuentra en la Iglesia apoyo por todo lo que comporta bueno y sano. Sin duda, la Iglesia no puede menos de estimular todo lo que sirve para el desarrollo integral del cuerpo humano, sobre todo porque Dios ha hecho de él morada e instrumento de un alma inmortal, infundiéndole ese «soplo de vida» (cf. Gén 2,7), por el cual el hombre es hecho a su imagen y semejanza.
¿Qué valores ve la Iglesia en el deporte?
Las actividades deportivas hacen que se desarrollen determinadas cualidades en cada uno. Nos impulsan a dar lo mejor de nosotros mismos, tanto en el aspecto físico como en la competición deportiva, y nos invitan constantemente a descubrir los lazos que nos unen a los demás. Los deportes son un medio muy eficaz para suscitar la estima y el respeto mutuos, la solidaridad humana, la amistad y la buena voluntad entre las personas.
¿Y sobre las competencias deportivas?
La Iglesia señala que el deporte nos ayudará, sobre todo, a convertirnos en ciudadanos amantes del orden social y de la paz; nos enseñará a ver que las competencias deportivas no son luchas entre rivales ni factores de división, sino pacíficas manifestaciones competitivas, en las cuales no debe faltar, incluso en el obligado esfuerzo por conseguir la victoria, el sentido de respeto hacia el oponente.
¿Qué debe tener toda práctica deportiva?
El deporte se vería privado de su mensaje espiritual, si no se basara y tomara fuerza e inspiración en aquellos valores que precisamente llevan consigo un espíritu de sacrificio, es decir: la lealtad, el dominio de sí, la prudencia, el respeto a la persona del rival, etc.
De este modo el deporte se convierte en una palestra de adiestramiento de la voluntad, una escuela de promoción humana y espiritual que la Iglesia no cesa de reafirmar en sus enseñanzas.
¿Y sobre el juego en equipo?
Los deportes que se practican en equipo permiten ejercitar las cualidades morales de un grupo comprometido de aficionados o deportistas. Un equipo no sólo es fruto de condiciones y prestancia física; sino que es también el resultado de una rica serie de virtudes humanas, de las cuales depende el éxito: el entendimiento, la colaboración y la capacidad de amistad y de diálogo; en una palabra, los valores espirituales, sin los cuales el equipo no existe y no es eficaz.
¿Existe algún riesgo a tomar en cuenta?
Debemos considerar siempre que cada persona antes de ser un individuo dotado de músculos fuertes y de rápidos reflejos, es una persona humana, en grado de trascender cualquier reducido condicionamiento en virtud de su inteligencia, de su libertad; y por tanto también capaz de demostrar con sus acciones lo que objetivamente está de acuerdo con la justicia, la verdad y el bien.
En ese sentido, el Papa Juan Pablo II nos ha invitado a que «el hombre jamás sea sacrificado por el deportista». Y ha pedido que promovamos siempre todo lo que es auténticamente bueno, mediante un leal testimonio de los valores exigidos por el auténtico deporte.
¿Cómo descubrimos a Dios en el deporte?
Toda práctica deportiva es ocasión propicia para dar gracias a Dios por el don del deporte, con el que el hombre ejercita su cuerpo, su inteligencia y su voluntad, reconociendo que estas capacidades son dones de su Creador.
(Este especial se ha realizado tomando como fuente diversos mensajes del Papa Juan Pablo II sobre el tema del deporte, en los años 1979, 1981, 1986, 1987, 1991 y 2000).
DE INTERÉS. El blog en el cual me propongo escribir sobre temas que son de importancia para la vida espiritual. Para ser buenas personas y sentirse reconfortados ante las tribulaciones. Para compartir lo más querido de nosotros: personas, animales, actividades, etc. Como así también es para aquellas expresiones del arte que gratifican el alma.
domingo, 31 de julio de 2011
sábado, 23 de julio de 2011
Cuál es el sentido de la vida?
Cuál es el sentido de la vida?
Es ser felices. La felicidad se encuentra en Dios. El nos ama y quiere que lo amemos
Se alegra en amarnos y que lo amemos. Como somos. Con nuestras virtudes y defectos.
El nos protege de todo. Aún lo malo que nos pase es por nuestro bién.
El es el único que no nos defrauda, que nos comprende y así y todo nos ama.
La felicidad absoluta la alcanzamos en el cielo. Para eso debemos esforzarnos en nuestro paso por el mundo. En donde existe el mal y el bién. En el cielo está solo el bién, que es Dios.
Antes las pruebas, Dios es como el papá que nos tira en el aire . Porque sabe que nos va a atajar.
Lo que le atribuimos a la suerte, es Dios que está con nosotros.
Leticia V Castells
Oración de la madre por los hijos
Oración de la madre por los hijos
Oh Señor, toma bajo tu protección los hijos que tu me has dado. No permitas que te ofendan con el pecado: elígelos para el cielo.
Salva a quienes les dimos la vida. Ayudame a respetar y amar la vocación que les has designado. Te los ofrezco ya desde ahora con alegría y con reconocimiento profundo.
Perdona, Señor, mis debilidades y suple mis carencias, para que pueda cumplir lo más dignamente mi misión en la familia y en la sociedad.
Sostén a toda mi familia en el espíritu de fe, en la paz, y en la unidad del amor y haz que nos encontremos unidos contigo eternamente.
Amén.
http://www.facebook.com/pages/Cardenal-Jorge-Bergoglio/34338295947
(Patricia)
Oh Señor, toma bajo tu protección los hijos que tu me has dado. No permitas que te ofendan con el pecado: elígelos para el cielo.
Salva a quienes les dimos la vida. Ayudame a respetar y amar la vocación que les has designado. Te los ofrezco ya desde ahora con alegría y con reconocimiento profundo.
Perdona, Señor, mis debilidades y suple mis carencias, para que pueda cumplir lo más dignamente mi misión en la familia y en la sociedad.
Sostén a toda mi familia en el espíritu de fe, en la paz, y en la unidad del amor y haz que nos encontremos unidos contigo eternamente.
Amén.
http://www.facebook.com/pages/Cardenal-Jorge-Bergoglio/34338295947
(Patricia)
viernes, 15 de julio de 2011
La Virgen del Carmen ...y el escapulario
La Virgen del Carmen ...y el escapulario
El escapulario no salva por sí solo como si fuera algo mágico o de buena suerte, ni es una excusa para evadir las exigencias de la vida cristiana.
Autor: Archidiócesis de Madrid | Fuente: Corazones.org
Los carmelitas tienen, entre otros, el mérito de haber llevado esta advocación mariana a todos los estratos del pueblo cristiano.
En el siglo XII algunos eremitas se retiraron al Monte Carmelo, con San Simón Stock.
La Virgen Santísima prometió a este santo un auxilio especial en la hora de la muerte a los miembros de la orden carmelitana y a cuantos participaran de su patrocinio llevando su santo escapulario.
Los Carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a la Santísima Virgen. Ellos interpretaron la nube de la visión de Elías (1 Reyes 18, 44) como un símbolo de la Virgen María Inmaculada. Ya en el siglo XIII, cinco siglos antes de la proclamación del dogma, el misal Carmelita contenía una Misa para la Inmaculada Concepción.
La estrella del Mar y los Carmelitas.
Los marineros, antes de la edad de la electrónica, dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano. De aquí la analogía con La Virgen María quien como, estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.
Por la invasión de los sarracenos, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo. Una antigua tradición nos dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y ella prometió ser para ellos su Estrella del Mar. Por ese bello nombre conocían también a la Virgen porque el Monte Carmelo se alza como una estrella junto al mar.
Los Carmelitas y la Virgen del Carmen se difunden por Europa.
La Virgen Inmaculada, Estrella del Mar, es la Virgen del Carmen, es decir a la que desde tiempos remotos allí se venera. Ella acompañó a los Carmelitas a medida que la orden se propagó por el mundo. A los Carmelitas se les conoce por su devoción a la Madre de Dios, ya que en ella ven el cumplimiento del ideal de Elías. Incluso se le llamó: "Los hermanos de Nuestra Señora del Monte Carmelo". En su profesión religiosa se consagraban a Dios y a María, y tomaban el hábito en honor ella, como un recordatorio de que sus vidas le pertenecían a ella, y por ella, a Cristo.
¿Qué es el Escapulario carmelita?
Los seres humanos nos comunicamos por símbolos. Así como tenemos banderas, escudos y también uniformes que nos identifican. Las comunidades religiosas llevan su hábito como signo de su consagración a Dios.
Los laicos no pueden llevar hábito, pero los que desean asociarse a los religiosos en su búsqueda de la santidad pueden usar el escapulario. La Virgen dio a los Carmelitas el escapulario como un hábito miniatura que todos los devotos pueden llevar para significar su consagración a ella. Consiste en un cordón que se lleva al cuello con dos piezas pequeñas de tela color café, una sobre el pecho y la otra sobre la espalda. Se usa bajo la ropa. Junto con el rosario y la medalla milagrosa, el escapulario es uno de los mas importantes sacramentales marianos.
Dice San Alfonso Ligorio, doctor de la Iglesia: "Así como los hombres se enorgullecen de que otros usen su uniforme, así Nuestra Señora Madre María está satisfecha cuando sus servidores usan su escapulario como prueba de que se han dedicado a su servicio, y son miembros de la familia de la Madre de Dios."
El escapulario es un sacramental.
Un sacramental es un objeto religioso que la Iglesia haya aprobado como signo que nos ayuda a vivir santamente y a aumentar nuestra devoción. Los sacramentales deben mover nuestros corazones a renunciar a todo pecado, incluso al venial.
El escapulario, al ser un sacramental, no nos comunica gracias como hacen los sacramentos. Las gracias nos vienen por nuestra respuesta de amor a Dios y de verdadera contrición del pecado, lo cual el sacramental debe motivar.
¿Cómo surgió el escapulario?
La palabra escapulario viene del Latín "scapulae" que significa "hombros". Originalmente era un vestido superpuesto que cae de los hombros y lo llevaban los monjes durante su trabajo. Con el tiempo se le dio el sentido de ser la cruz de cada día que, como discípulos de Cristo llevamos sobre nuestros hombros. Para los Carmelitas particularmente, pasó a expresar la dedicación especial a la Virgen Santísima y el deseo de imitar su vida de entrega a Cristo y a los demás.
La Virgen María entrega el escapulario el 16 de julio de 1251.
En el año 1246 nombraron a San Simón Stock general de la Orden Carmelita. Este comprendió que, sin una intervención de la Virgen, a la orden le quedaba poco tiempo. Simón recurrió a María poniendo la orden bajo su amparo, ya que ellos le pertenecían. En su oración la llamó "La flor del Carmelo" y la "Estrella del Mar" y le suplicó la protección para toda la comunidad.
En respuesta a esta ferviente oración, el 16 de julio de 1251 se le aparece la Virgen a San Simón Stock y le da el escapulario para la orden con la siguiente promesa:
"Este debe ser un signo y privilegio para ti y para todos los Carmelitas: quien muera usando el escapulario no sufrirá el fuego eterno"
Aunque el escapulario fue dado a los Carmelitas, muchos laicos con el tiempo fueron sintiendo el llamado de vivir una vida mas comprometida con la espiritualidad carmelita y así se comenzó la cofradía del escapulario, donde se agregaban muchos laicos por medio de la devoción a la Virgen y al uso del escapulario. La Iglesia ha extendido el privilegio del escapulario a los laicos.
Explicación de la Promesa:
Muchos Papas, santos como San Alfonso Ligorio, San Juan Bosco, San Claudio de la Colombiere, y San Pedro Poveda, tenían una especial devoción a la Virgen del Carmen y llevaban el escapulario. Santos y teólogos católicos han explicado que, según esta promesa, quien tenga la devoción al escapulario y lo use, recibirá de María Santísima a la hora de la muerte, la gracia de la perseverancia en el estado de gracia (sin pecado mortal) o la gracia de la contrición (arrepentimiento). Por parte del devoto, el escapulario es una señal de su compromiso a vivir la vida cristiana siguiendo el ejemplo perfecto de la Virgen Santísima.
El escapulario tiene 3 significados:
El amor y la protección maternal de María: El signo es una tela o manto pequeño. Vemos como María cuando nace Jesús lo envuelve en un manto. La Madre siempre trata de cobijar a sus hijos.
Envolver en su manto es una señal muy maternal de protección y cuidado. Señal de que nos envuelve en su amor maternal. Nos hace suyos. Nos cubre de la ignominia de nuestra desnudes espiritual.
Vemos en la Biblia:
-Dios cubrió con un manto a Adán y Eva después de que pecaron. (manto - signo de perdón)
-Jonás le dio su manto a David: símbolo de amistad -Elías dio su manto a Eliseo y lo llenó de su espíritu en su partida.
-S. Pablo: revístanse de Cristo: vestirnos con el manto de sus virtudes.
Pertenencia a María: Llevamos una marca que nos distingue como sus hijos escogidos. El escapulario se convierte en el símbolo de nuestra consagración a María.
Consagración: ´pertenecer a María´ es reconocer su misión maternal sobre nosotros y entregarnos a ella para dejarnos guiar, enseñar, moldear por Ella y en su corazón. Así podremos ser usados por Ella para la extensión del Reino de su Hijo.
-En 1950 Papa Pío XII escribió acerca del escapulario: "que el escapulario sea tu signo de consagración al Inmaculado Corazón de María, lo cual estamos particularmente necesitando en estos tiempos tan peligrosos". Quien usa el escapulario debe ser consciente de su consagración a Dios y a la Virgen y ser consecuente en sus pensamientos, palabras y obras. Dice Jesús: "Cargad con mi yugo y aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera". (Mt 11:29). El escapulario simboliza ese yugo que Jesús nos invita a cargar, pero que María nos ayuda a llevar. El escapulario es un signo de nuestra identidad como cristianos, vinculados íntimamente a la Virgen María con el propósito de vivir plenamente nuestro bautismo. Representa nuestra decisión de seguir a Jesús por María en el espíritu de los religiosos pero adaptado a la propia vocación, lo que exige que seamos pobres, castos y obedientes por amor.
Al usar el escapulario constantemente estamos haciendo silenciosa petición de asistencia a la Madre, y ella nos enseña e intercede para conseguirnos las gracias para vivir como ella, abiertos de corazón al Señor, escuchando su Palabra, orando, descubriendo a Dios en la vida diaria y cercanos a las necesidades de nuestros hermanos, y nos está recordando que nuestra meta es el cielo y que todo lo de este mundo pasa. En la tentación, tomamos el escapulario en nuestras manos e invocamos la asistencia de la Madre. Kilian Lynch, antiguo general de la Orden dice: "No lleguemos a la conclusión de que el escapulario está dotado de alguna clase de poder sobrenatural que nos salvará a pesar a pesar de lo que hagamos o de cuanto pequemos...Una voluntad pecadora y perversa puede derrotar la omnipotencia suplicante de la Madre de la Misericordia."
El suave yugo de Cristo: "Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mi, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana". (Mt 11:29-30)
-El escapulario simboliza ese yugo que Jesús nos invita a cargar pero que María nos ayuda a llevar.
Quién lleva el escapulario debe identificarse como católico sin temor a los rechazos y dificultades que ese yugo le traiga.
Se debe vivir lo que significa
El escapulario es un signo de nuestra identidad como católicos, vinculados de íntimamente a la Virgen María con el propósito de vivir plenamente según nuestro bautismo. Representa nuestra decisión de seguir a Jesús por María en el espíritu de los religiosos pero adaptado a la propia vocación. Esto requiere que seamos pobres (un estilo de vida sencillo sin apegos materiales), castos y obedientes por amor a Dios.
En momentos de tentación, tomamos el escapulario en nuestras manos e invocamos la asistencia de la Madre, resueltos a ser fieles al Señor.
Ella nos dirige hacia el Sagrado Corazón de su Hijo Divino y el demonio es forzado a retroceder vencido.
Imposición del Escapulario:
El primer escapulario debe ser bendecido por un sacerdote e impuesto por él mientras dice:
"Recibe este escapulario bendito y pide a la Virgen Santísima que por sus méritos, lo lleves sin ninguna mancha de pecado y que te proteja de todo mal y te lleve a la vida eterna"
¿Puede darse el escapulario a quien no es católico?
Sí. El escapulario es signo de la Maternidad Espiritual de María y debemos recordar que ella es madre de todos. Muchos milagros de conversión se han realizado en favor de buenos no-católicos que se han decidido a practicar la devoción al escapulario.
Conversiones.
Un anciano fue llevado al Hospital de San Simón Stock en la ciudad de Nueva York, inconsciente y moribundo. La enfermera al ver al paciente con el Escapulario Carmelita llamó a un sacerdote. Mientras rezada las oraciones por el moribundo, éste recobró el conocimiento y dijo: "Padre, yo no soy católico". "¿Entonces, ¿por qué está usando el Escapulario Carmelita?", preguntó el sacerdote. "He prometido a mis amigos usarlo", explicó el paciente. "Además rezo un Ave María diariamente." "Usted se está muriendo" replicó el sacerdote. "¿Quiere hacerse católico?" ´Toda mi vida lo he deseado", contestó el moribundo. Fue bautizado, recibió la Unción de los Enfermos antes de fallecer en paz.
Alerta contra abusos:
El escapulario NO salva por sí solo como si fuera algo mágico o de buena suerte, ni es una excusa para evadir las exigencias de la vida cristiana. Mons. Kilian Lynch, antiguo general de la Orden Carmelita nos dice: "No lleguemos a la conclusión que el escapulario está dotado de alguna clase de poder sobrenatural que nos salvará a pesar a pesar de lo que hagamos o de cuanto pequemos... Una voluntad pecadora y perversa puede derrotar la ´omnipotencia suplicante´ de la madre de la misericordia."
Los Papas y Santos han muchas veces alertado acerca de no abusar de la promesa de nuestra madre como si nos pudiéramos salvar llevando el escapulario sin conversión. El Papa Pío XI nos advierte: "aunque es cierto que la Virgen María ama de manera especial a quienes son devotos de ella, aquellos que desean tenerla como auxilio a la hora de la muerte, deben en vida ganarse dicho privilegio con una vida de rechazo al pecado y viviendo para darle honor."
Vivir en pecado y usar el escapulario como ancla de salvación es cometer pecado de presunción ya que la fe y la fidelidad a los mandamientos es necesaria para todos los que buscan el amor y la protección de Nuestra Señora.
San Claude de la Colombiere advierte: "Tu preguntas: ¿y si yo quisiera morir con mis pecados?, yo te respondo, entonces morirás en pecado, pero no morirás con tu escapulario."
Oración a la Virgen del Carmen
Súplica para tiempos difíciles
"Tengo mil dificultades:
ayúdame.
De los enemigos del alma:
sálvame.
En mis desaciertos:
ilumíname.
En mis dudas y penas:
confórtame.
En mis enfermedades:
fortaléceme.
Cuando me desprecien:
anímame.
En las tentaciones:
defiéndeme.
En horas difíciles:
consuélame.
Con tu corazón maternal:
ámame.
Con tu inmenso poder:
protégeme.
Y en tus brazos al expirar:
recíbeme.
Virgen del Carmen, ruega por nosotros.
Amén."
El escapulario no salva por sí solo como si fuera algo mágico o de buena suerte, ni es una excusa para evadir las exigencias de la vida cristiana.
Autor: Archidiócesis de Madrid | Fuente: Corazones.org
Los carmelitas tienen, entre otros, el mérito de haber llevado esta advocación mariana a todos los estratos del pueblo cristiano.
En el siglo XII algunos eremitas se retiraron al Monte Carmelo, con San Simón Stock.
La Virgen Santísima prometió a este santo un auxilio especial en la hora de la muerte a los miembros de la orden carmelitana y a cuantos participaran de su patrocinio llevando su santo escapulario.
Los Carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a la Santísima Virgen. Ellos interpretaron la nube de la visión de Elías (1 Reyes 18, 44) como un símbolo de la Virgen María Inmaculada. Ya en el siglo XIII, cinco siglos antes de la proclamación del dogma, el misal Carmelita contenía una Misa para la Inmaculada Concepción.
La estrella del Mar y los Carmelitas.
Los marineros, antes de la edad de la electrónica, dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano. De aquí la analogía con La Virgen María quien como, estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.
Por la invasión de los sarracenos, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo. Una antigua tradición nos dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y ella prometió ser para ellos su Estrella del Mar. Por ese bello nombre conocían también a la Virgen porque el Monte Carmelo se alza como una estrella junto al mar.
Los Carmelitas y la Virgen del Carmen se difunden por Europa.
La Virgen Inmaculada, Estrella del Mar, es la Virgen del Carmen, es decir a la que desde tiempos remotos allí se venera. Ella acompañó a los Carmelitas a medida que la orden se propagó por el mundo. A los Carmelitas se les conoce por su devoción a la Madre de Dios, ya que en ella ven el cumplimiento del ideal de Elías. Incluso se le llamó: "Los hermanos de Nuestra Señora del Monte Carmelo". En su profesión religiosa se consagraban a Dios y a María, y tomaban el hábito en honor ella, como un recordatorio de que sus vidas le pertenecían a ella, y por ella, a Cristo.
¿Qué es el Escapulario carmelita?
Los seres humanos nos comunicamos por símbolos. Así como tenemos banderas, escudos y también uniformes que nos identifican. Las comunidades religiosas llevan su hábito como signo de su consagración a Dios.
Los laicos no pueden llevar hábito, pero los que desean asociarse a los religiosos en su búsqueda de la santidad pueden usar el escapulario. La Virgen dio a los Carmelitas el escapulario como un hábito miniatura que todos los devotos pueden llevar para significar su consagración a ella. Consiste en un cordón que se lleva al cuello con dos piezas pequeñas de tela color café, una sobre el pecho y la otra sobre la espalda. Se usa bajo la ropa. Junto con el rosario y la medalla milagrosa, el escapulario es uno de los mas importantes sacramentales marianos.
Dice San Alfonso Ligorio, doctor de la Iglesia: "Así como los hombres se enorgullecen de que otros usen su uniforme, así Nuestra Señora Madre María está satisfecha cuando sus servidores usan su escapulario como prueba de que se han dedicado a su servicio, y son miembros de la familia de la Madre de Dios."
El escapulario es un sacramental.
Un sacramental es un objeto religioso que la Iglesia haya aprobado como signo que nos ayuda a vivir santamente y a aumentar nuestra devoción. Los sacramentales deben mover nuestros corazones a renunciar a todo pecado, incluso al venial.
El escapulario, al ser un sacramental, no nos comunica gracias como hacen los sacramentos. Las gracias nos vienen por nuestra respuesta de amor a Dios y de verdadera contrición del pecado, lo cual el sacramental debe motivar.
¿Cómo surgió el escapulario?
La palabra escapulario viene del Latín "scapulae" que significa "hombros". Originalmente era un vestido superpuesto que cae de los hombros y lo llevaban los monjes durante su trabajo. Con el tiempo se le dio el sentido de ser la cruz de cada día que, como discípulos de Cristo llevamos sobre nuestros hombros. Para los Carmelitas particularmente, pasó a expresar la dedicación especial a la Virgen Santísima y el deseo de imitar su vida de entrega a Cristo y a los demás.
La Virgen María entrega el escapulario el 16 de julio de 1251.
En el año 1246 nombraron a San Simón Stock general de la Orden Carmelita. Este comprendió que, sin una intervención de la Virgen, a la orden le quedaba poco tiempo. Simón recurrió a María poniendo la orden bajo su amparo, ya que ellos le pertenecían. En su oración la llamó "La flor del Carmelo" y la "Estrella del Mar" y le suplicó la protección para toda la comunidad.
En respuesta a esta ferviente oración, el 16 de julio de 1251 se le aparece la Virgen a San Simón Stock y le da el escapulario para la orden con la siguiente promesa:
"Este debe ser un signo y privilegio para ti y para todos los Carmelitas: quien muera usando el escapulario no sufrirá el fuego eterno"
Aunque el escapulario fue dado a los Carmelitas, muchos laicos con el tiempo fueron sintiendo el llamado de vivir una vida mas comprometida con la espiritualidad carmelita y así se comenzó la cofradía del escapulario, donde se agregaban muchos laicos por medio de la devoción a la Virgen y al uso del escapulario. La Iglesia ha extendido el privilegio del escapulario a los laicos.
Explicación de la Promesa:
Muchos Papas, santos como San Alfonso Ligorio, San Juan Bosco, San Claudio de la Colombiere, y San Pedro Poveda, tenían una especial devoción a la Virgen del Carmen y llevaban el escapulario. Santos y teólogos católicos han explicado que, según esta promesa, quien tenga la devoción al escapulario y lo use, recibirá de María Santísima a la hora de la muerte, la gracia de la perseverancia en el estado de gracia (sin pecado mortal) o la gracia de la contrición (arrepentimiento). Por parte del devoto, el escapulario es una señal de su compromiso a vivir la vida cristiana siguiendo el ejemplo perfecto de la Virgen Santísima.
El escapulario tiene 3 significados:
El amor y la protección maternal de María: El signo es una tela o manto pequeño. Vemos como María cuando nace Jesús lo envuelve en un manto. La Madre siempre trata de cobijar a sus hijos.
Envolver en su manto es una señal muy maternal de protección y cuidado. Señal de que nos envuelve en su amor maternal. Nos hace suyos. Nos cubre de la ignominia de nuestra desnudes espiritual.
Vemos en la Biblia:
-Dios cubrió con un manto a Adán y Eva después de que pecaron. (manto - signo de perdón)
-Jonás le dio su manto a David: símbolo de amistad -Elías dio su manto a Eliseo y lo llenó de su espíritu en su partida.
-S. Pablo: revístanse de Cristo: vestirnos con el manto de sus virtudes.
Pertenencia a María: Llevamos una marca que nos distingue como sus hijos escogidos. El escapulario se convierte en el símbolo de nuestra consagración a María.
Consagración: ´pertenecer a María´ es reconocer su misión maternal sobre nosotros y entregarnos a ella para dejarnos guiar, enseñar, moldear por Ella y en su corazón. Así podremos ser usados por Ella para la extensión del Reino de su Hijo.
-En 1950 Papa Pío XII escribió acerca del escapulario: "que el escapulario sea tu signo de consagración al Inmaculado Corazón de María, lo cual estamos particularmente necesitando en estos tiempos tan peligrosos". Quien usa el escapulario debe ser consciente de su consagración a Dios y a la Virgen y ser consecuente en sus pensamientos, palabras y obras. Dice Jesús: "Cargad con mi yugo y aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera". (Mt 11:29). El escapulario simboliza ese yugo que Jesús nos invita a cargar, pero que María nos ayuda a llevar. El escapulario es un signo de nuestra identidad como cristianos, vinculados íntimamente a la Virgen María con el propósito de vivir plenamente nuestro bautismo. Representa nuestra decisión de seguir a Jesús por María en el espíritu de los religiosos pero adaptado a la propia vocación, lo que exige que seamos pobres, castos y obedientes por amor.
Al usar el escapulario constantemente estamos haciendo silenciosa petición de asistencia a la Madre, y ella nos enseña e intercede para conseguirnos las gracias para vivir como ella, abiertos de corazón al Señor, escuchando su Palabra, orando, descubriendo a Dios en la vida diaria y cercanos a las necesidades de nuestros hermanos, y nos está recordando que nuestra meta es el cielo y que todo lo de este mundo pasa. En la tentación, tomamos el escapulario en nuestras manos e invocamos la asistencia de la Madre. Kilian Lynch, antiguo general de la Orden dice: "No lleguemos a la conclusión de que el escapulario está dotado de alguna clase de poder sobrenatural que nos salvará a pesar a pesar de lo que hagamos o de cuanto pequemos...Una voluntad pecadora y perversa puede derrotar la omnipotencia suplicante de la Madre de la Misericordia."
El suave yugo de Cristo: "Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mi, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana". (Mt 11:29-30)
-El escapulario simboliza ese yugo que Jesús nos invita a cargar pero que María nos ayuda a llevar.
Quién lleva el escapulario debe identificarse como católico sin temor a los rechazos y dificultades que ese yugo le traiga.
Se debe vivir lo que significa
El escapulario es un signo de nuestra identidad como católicos, vinculados de íntimamente a la Virgen María con el propósito de vivir plenamente según nuestro bautismo. Representa nuestra decisión de seguir a Jesús por María en el espíritu de los religiosos pero adaptado a la propia vocación. Esto requiere que seamos pobres (un estilo de vida sencillo sin apegos materiales), castos y obedientes por amor a Dios.
En momentos de tentación, tomamos el escapulario en nuestras manos e invocamos la asistencia de la Madre, resueltos a ser fieles al Señor.
Ella nos dirige hacia el Sagrado Corazón de su Hijo Divino y el demonio es forzado a retroceder vencido.
Imposición del Escapulario:
El primer escapulario debe ser bendecido por un sacerdote e impuesto por él mientras dice:
"Recibe este escapulario bendito y pide a la Virgen Santísima que por sus méritos, lo lleves sin ninguna mancha de pecado y que te proteja de todo mal y te lleve a la vida eterna"
¿Puede darse el escapulario a quien no es católico?
Sí. El escapulario es signo de la Maternidad Espiritual de María y debemos recordar que ella es madre de todos. Muchos milagros de conversión se han realizado en favor de buenos no-católicos que se han decidido a practicar la devoción al escapulario.
Conversiones.
Un anciano fue llevado al Hospital de San Simón Stock en la ciudad de Nueva York, inconsciente y moribundo. La enfermera al ver al paciente con el Escapulario Carmelita llamó a un sacerdote. Mientras rezada las oraciones por el moribundo, éste recobró el conocimiento y dijo: "Padre, yo no soy católico". "¿Entonces, ¿por qué está usando el Escapulario Carmelita?", preguntó el sacerdote. "He prometido a mis amigos usarlo", explicó el paciente. "Además rezo un Ave María diariamente." "Usted se está muriendo" replicó el sacerdote. "¿Quiere hacerse católico?" ´Toda mi vida lo he deseado", contestó el moribundo. Fue bautizado, recibió la Unción de los Enfermos antes de fallecer en paz.
Alerta contra abusos:
El escapulario NO salva por sí solo como si fuera algo mágico o de buena suerte, ni es una excusa para evadir las exigencias de la vida cristiana. Mons. Kilian Lynch, antiguo general de la Orden Carmelita nos dice: "No lleguemos a la conclusión que el escapulario está dotado de alguna clase de poder sobrenatural que nos salvará a pesar a pesar de lo que hagamos o de cuanto pequemos... Una voluntad pecadora y perversa puede derrotar la ´omnipotencia suplicante´ de la madre de la misericordia."
Los Papas y Santos han muchas veces alertado acerca de no abusar de la promesa de nuestra madre como si nos pudiéramos salvar llevando el escapulario sin conversión. El Papa Pío XI nos advierte: "aunque es cierto que la Virgen María ama de manera especial a quienes son devotos de ella, aquellos que desean tenerla como auxilio a la hora de la muerte, deben en vida ganarse dicho privilegio con una vida de rechazo al pecado y viviendo para darle honor."
Vivir en pecado y usar el escapulario como ancla de salvación es cometer pecado de presunción ya que la fe y la fidelidad a los mandamientos es necesaria para todos los que buscan el amor y la protección de Nuestra Señora.
San Claude de la Colombiere advierte: "Tu preguntas: ¿y si yo quisiera morir con mis pecados?, yo te respondo, entonces morirás en pecado, pero no morirás con tu escapulario."
Oración a la Virgen del Carmen
Súplica para tiempos difíciles
"Tengo mil dificultades:
ayúdame.
De los enemigos del alma:
sálvame.
En mis desaciertos:
ilumíname.
En mis dudas y penas:
confórtame.
En mis enfermedades:
fortaléceme.
Cuando me desprecien:
anímame.
En las tentaciones:
defiéndeme.
En horas difíciles:
consuélame.
Con tu corazón maternal:
ámame.
Con tu inmenso poder:
protégeme.
Y en tus brazos al expirar:
recíbeme.
Virgen del Carmen, ruega por nosotros.
Amén."
Mi yugo es suave y mi carga ligera
Mi yugo es suave y mi carga ligera
Mateo 11, 28-30. Tiempo Ordinario. Si buscas un lugar a donde ir, sigue a Cristo, porque él es la verdad. Si buscas un lugar donde descansar, está con Cristo, porque él es la vida.
Autor: P. Francisco Javier Arriola, LC | Fuente: Catholic.net
Evangelio
Lectura del Evangelio según san Mateo 11, 28-30
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
Oración Introductoria
Señor, Dios de Misericordia, vengo a Ti para encontrar el descanso de mi alma. Recíbeme en tu Corazón divino que has abierto para que descansemos en Él. Vengo a presentarte mis deficiencias y errores, pero aun siendo mis miserias las que te traigo, transfórmalas tú en signo de humildad y en un deseo ardiente de ti que nunca se apague.
Petición
Jesús mío, concédeme reconocer mi miseria y mi cansancio, para que recurra sólo a Ti, que eres fuente de Gracia y de perdón. Haz que te busque a Ti y que seas sólo Tú mi quieto Rincón de descanso y consuelo durante mi jornada.
Meditación
El ser humano busca siempre la felicidad, y todos lo experimentamos cada día porque verdaderamente deseamos ser felices. Pero en esta búsqueda nos cansamos fácilmente, sobre todo cuando no vemos ningún resultado satisfactorio y convincente. En este mundo difícilmente encontraremos algo que llene plena y definitivamente nuestras ansias de felicidad, porque el corazón Dios nos lo ha hecho a la medida de Él, y sólo Él lo podrá satisfacer perpetuamente.
Él nos conoce muy bien y sabe lo que llevamos en nuestro interior (cfr 1Jn 3, 20), sabe de sobra nuestras limitaciones y cansancios, nuestras flaquezas y debilidades. Por eso nos ofrece un lugar para descansar y recobrar fuerzas para seguir luchando mientras dure esta vida. Ese lugar, el mejor del mundo es Él mismo, Dios, el Omnipotente y Creador, que se hace refrigerio y alivio para sus creaturas. Muchas veces nos hemos sentido cansados, agobiados, saturados y a punto de explotar, pero ¿cuántas veces hemos ido a descansar en los brazos de Dios? ¿Cuántas veces hemos ido a encontrar refugio, consuelo y fuerzas en el Corazón de Cristo? Pero no sólo espiritualmente, sino también físicamente, porque Él nos ha dado su palabra, y Él nunca ha defraudado a nadie que se haya acercado buscando la paz que nos ha prometido.
Pero al mismo tiempo que nos restaura las fuerzas, nos deja la enseñanza que a veces más nos cuesta recordar: imitarlo a Él que es manso y humilde de corazón. ¿Por qué el Señor nos dice que encontraremos descanso cargando su yugo? Porque Él no piensa ni actúa como nosotros queremos, sino como nosotros necesitamos, porque el yugo suave es el perdón y es nuestro deber de imitar su humildad y su bondad. Si supiéramos que es Él quien lleva nuestras cargas, nuestras penas, nos quejaríamos menos y agradeceríamos más, pues si por nosotros fuera ¿qué merecemos realmente?
Reflexión Apostólica
¿Por qué estamos cansados? ¿Qué nos agobia? Lo que más nos puede cansar en nuestra vida son nuestras mismas limitaciones, pero lo que nos esclaviza es el pecado. El ser humano lleva siempre su cruz a cuestas, pero nosotros mismos la hacemos más pesada cuando le añadimos el fardo del pecado, nuestro propio pecado. San Agustín dice al respecto que el trabajar por Cristo no es cansarse, sino encontrar reposo, porque el mejor trabajo que alivia al hombre es el del amor, el de la caridad.
San Gregorio Magno una vez escribió que lo que más puede hacer infeliz nuestra vida es el querer someternos a la corruptibilidad de las cosas materiales, de las cosas y seres que perecen y no a Dios. Nos atormenta la necesidad de tener cosas y luego el temor de perderlas. Con el Señor no es así, pues el acudir a Él significa librarnos de yugo de la muerte para tomar el yugo de la vida de Jesús, del ejemplo de humildad y mansedumbre que debe adornar a todo cristiano.
El encontrar descanso en Cristo implica también ayudar a otros a encontrarlo. Cristo no invita a algunos a acercarse a Él, sino que dice “venid todos los que estáis fatigados”, y todos nos encontramos así, por eso hay que invitar a otros a acercarse al Corazón dulcísimo de Jesús, donde encontrarán la paz.
Propósito
Buscaré unos minutos de oración al final del día para poner en manos de Cristo mis trabajos y preocupaciones y para pedirle la paz del corazón y el descanso para mí y para todas las personas que me rodean.
Diálogo con Cristo
Gracias, Señor, por querer darme consuelo. No te basta quererme dar el perdón a mis muchas ofensas, sino que también me ofreces alivio, paz, serenidad, descanso y consuelo. No hay nadie tan afortunado que no necesite estas gracias de Ti, por eso no rechazo tu oferta, sino que la acepto con corazón agradecido. No te canses, Señor, de buscarnos ni de darnos el consuelo que buscamos, porque solos no podríamos ni sobrevivir un instante ante las vicisitudes de esta vida. Concédenos poder llegar un día a disfrutar del consuelo eterno contigo en el cielo.
«Si buscas un lugar a donde ir, sigue a Cristo, porque él es la verdad (...). Si buscas un lugar donde descansar, está con Cristo, porque él es la vida. (...) Así pues, sigue a Cristo si quieres estar seguro. No te podrás extraviar, porque él es el camino».
(Discurso del Santo Padre Juan Pablo II durante la visita a la universidad romana
«Tor Vergata» en el XV aniversario de su fundación)
Preguntas o comentarios al autor P. Francisco Javier Arriola, LC
Mateo 11, 28-30. Tiempo Ordinario. Si buscas un lugar a donde ir, sigue a Cristo, porque él es la verdad. Si buscas un lugar donde descansar, está con Cristo, porque él es la vida.
Autor: P. Francisco Javier Arriola, LC | Fuente: Catholic.net
Evangelio
Lectura del Evangelio según san Mateo 11, 28-30
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
Oración Introductoria
Señor, Dios de Misericordia, vengo a Ti para encontrar el descanso de mi alma. Recíbeme en tu Corazón divino que has abierto para que descansemos en Él. Vengo a presentarte mis deficiencias y errores, pero aun siendo mis miserias las que te traigo, transfórmalas tú en signo de humildad y en un deseo ardiente de ti que nunca se apague.
Petición
Jesús mío, concédeme reconocer mi miseria y mi cansancio, para que recurra sólo a Ti, que eres fuente de Gracia y de perdón. Haz que te busque a Ti y que seas sólo Tú mi quieto Rincón de descanso y consuelo durante mi jornada.
Meditación
El ser humano busca siempre la felicidad, y todos lo experimentamos cada día porque verdaderamente deseamos ser felices. Pero en esta búsqueda nos cansamos fácilmente, sobre todo cuando no vemos ningún resultado satisfactorio y convincente. En este mundo difícilmente encontraremos algo que llene plena y definitivamente nuestras ansias de felicidad, porque el corazón Dios nos lo ha hecho a la medida de Él, y sólo Él lo podrá satisfacer perpetuamente.
Él nos conoce muy bien y sabe lo que llevamos en nuestro interior (cfr 1Jn 3, 20), sabe de sobra nuestras limitaciones y cansancios, nuestras flaquezas y debilidades. Por eso nos ofrece un lugar para descansar y recobrar fuerzas para seguir luchando mientras dure esta vida. Ese lugar, el mejor del mundo es Él mismo, Dios, el Omnipotente y Creador, que se hace refrigerio y alivio para sus creaturas. Muchas veces nos hemos sentido cansados, agobiados, saturados y a punto de explotar, pero ¿cuántas veces hemos ido a descansar en los brazos de Dios? ¿Cuántas veces hemos ido a encontrar refugio, consuelo y fuerzas en el Corazón de Cristo? Pero no sólo espiritualmente, sino también físicamente, porque Él nos ha dado su palabra, y Él nunca ha defraudado a nadie que se haya acercado buscando la paz que nos ha prometido.
Pero al mismo tiempo que nos restaura las fuerzas, nos deja la enseñanza que a veces más nos cuesta recordar: imitarlo a Él que es manso y humilde de corazón. ¿Por qué el Señor nos dice que encontraremos descanso cargando su yugo? Porque Él no piensa ni actúa como nosotros queremos, sino como nosotros necesitamos, porque el yugo suave es el perdón y es nuestro deber de imitar su humildad y su bondad. Si supiéramos que es Él quien lleva nuestras cargas, nuestras penas, nos quejaríamos menos y agradeceríamos más, pues si por nosotros fuera ¿qué merecemos realmente?
Reflexión Apostólica
¿Por qué estamos cansados? ¿Qué nos agobia? Lo que más nos puede cansar en nuestra vida son nuestras mismas limitaciones, pero lo que nos esclaviza es el pecado. El ser humano lleva siempre su cruz a cuestas, pero nosotros mismos la hacemos más pesada cuando le añadimos el fardo del pecado, nuestro propio pecado. San Agustín dice al respecto que el trabajar por Cristo no es cansarse, sino encontrar reposo, porque el mejor trabajo que alivia al hombre es el del amor, el de la caridad.
San Gregorio Magno una vez escribió que lo que más puede hacer infeliz nuestra vida es el querer someternos a la corruptibilidad de las cosas materiales, de las cosas y seres que perecen y no a Dios. Nos atormenta la necesidad de tener cosas y luego el temor de perderlas. Con el Señor no es así, pues el acudir a Él significa librarnos de yugo de la muerte para tomar el yugo de la vida de Jesús, del ejemplo de humildad y mansedumbre que debe adornar a todo cristiano.
El encontrar descanso en Cristo implica también ayudar a otros a encontrarlo. Cristo no invita a algunos a acercarse a Él, sino que dice “venid todos los que estáis fatigados”, y todos nos encontramos así, por eso hay que invitar a otros a acercarse al Corazón dulcísimo de Jesús, donde encontrarán la paz.
Propósito
Buscaré unos minutos de oración al final del día para poner en manos de Cristo mis trabajos y preocupaciones y para pedirle la paz del corazón y el descanso para mí y para todas las personas que me rodean.
Diálogo con Cristo
Gracias, Señor, por querer darme consuelo. No te basta quererme dar el perdón a mis muchas ofensas, sino que también me ofreces alivio, paz, serenidad, descanso y consuelo. No hay nadie tan afortunado que no necesite estas gracias de Ti, por eso no rechazo tu oferta, sino que la acepto con corazón agradecido. No te canses, Señor, de buscarnos ni de darnos el consuelo que buscamos, porque solos no podríamos ni sobrevivir un instante ante las vicisitudes de esta vida. Concédenos poder llegar un día a disfrutar del consuelo eterno contigo en el cielo.
«Si buscas un lugar a donde ir, sigue a Cristo, porque él es la verdad (...). Si buscas un lugar donde descansar, está con Cristo, porque él es la vida. (...) Así pues, sigue a Cristo si quieres estar seguro. No te podrás extraviar, porque él es el camino».
(Discurso del Santo Padre Juan Pablo II durante la visita a la universidad romana
«Tor Vergata» en el XV aniversario de su fundación)
Preguntas o comentarios al autor P. Francisco Javier Arriola, LC
Yo quiero misericordia y no sacrificios
Yo quiero misericordia y no sacrificios
Mateo 12, 1-8. Tiempo Ordinario. Jesús, soy tu instrumento; úsame para saciar el hambre y sed de tantas almas alejadas de ti.
Autor: H. Stefan Wise | Fuente: Catholic.net
Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 12, 1-8
En aquel tiempo, Jesús atravesaba unos sembrados y era un día sábado. Como sus discípulos sintieron hambre, comenzaron a arrancar y a comer las espigas. Al ver esto, los fariseos le dijeron: «Mira que tus discípulos hacen lo que no está permitido en sábado». Pero él les respondió: «¿No han leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la ofrenda, que no les estaba permitido comer ni a él ni a sus compañeros, sino solamente a los sacerdotes? ¿Y no han leído también en la Ley, que los sacerdotes, en el Templo, violan el descanso del sábado, sin incurrir en falta? Ahora bien, yo les digo que aquí hay alguien más grande que el Templo. Si hubieran comprendido lo que significa: “Yo quiero misericordia y no sacrificios”, no condenarían a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es dueño del sábado».
Oración introductoria
Jesús, tú me conoces muy bien; sabes que no soy digno de estar en tu presencia, pero quiero pasar unos minutos contigo. En esta meditación, ayúdame a acercarme más a ti, a conocerte más y ser más como tú. Pongo en tus manos a todas las almas que me has encomendado.
Petición
Jesús, soy tu instrumento; úsame para saciar el hambre y sed de tantas almas alejadas de ti.
Meditación
Jesús en este evangelio nos invita a fijar la mirada en una realidad impresionante: el hambre. Pero no es el hambre que sentimos después de un largo día de trabajo o después practicar un deporte durante varias horas. Se trata del hambre que mucha gente no reconoce: la felicidad. Cuántos de nosotros deseamos una vida más profunda. Tenemos hambre de Dios porque él nos creó para sí mismo. Quisiéramos amar más y ser más amados. Quisiéramos ser más felices y ver a los demás felices.
Jesús mismo es el secreto de nuestra felicidad: él nos sacia. Es el pan que sacia un hambre espiritual que percibimos con poca facilidad. Cuando estamos con él, cuando pensamos en él, cuando lo amamos con actos concretos de amor, entonces nuestra vida tiene sentido y es cuando estamos alegres.
Reflexión Apostólica
Cuando los fariseos juzgan a los discípulos de Jesús, sale a su encuentro y les defiende. «Yo quiero misericordia y no sacrificios». Hay tantas almas que no conocen a Jesús, quieren algo más en su vida, sufren porque no saben de dónde vienen ni a dónde van. Cuántas almas podemos ayudar simplemente dando testimonio de la vida que llevamos, de nuestra alegría, nuestra sonrisa o nuestros actos de caridad.
Propósito
Encomendaré en un momento de silencio a mis conocidos que están alejados de la fe.
Diálogo con Cristo
Señor, gracias por ser mi amigo, pero este don es demasiado grande para mí. Quiero compartirlo con todos mis conocidos. Eres el sentido de mi vida, un sentido que quiero entregar a mis amigos. Soy verdaderamente feliz; quiero dar testimonio de mi alegría a mis familiares. Poseo la felicidad duradera; daré una sonrisa a todos los que están tristes. Tú sacias mi hambre; sacia el hambre de mis almas.
«Los grandes éxitos de la técnica y de la ciencia, que han mejorado notablemente las condiciones de vida de la humanidad, no ofrecen soluciones a las preguntas más profundas del espíritu humano. Sólo la apertura al misterio de Dios, que es Amor, puede saciar la sed de verdad y de felicidad de nuestro corazón» (Benedicto XVI).
Preguntas o comentarios al autor H. Stefan Wise
Mateo 12, 1-8. Tiempo Ordinario. Jesús, soy tu instrumento; úsame para saciar el hambre y sed de tantas almas alejadas de ti.
Autor: H. Stefan Wise | Fuente: Catholic.net
Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 12, 1-8
En aquel tiempo, Jesús atravesaba unos sembrados y era un día sábado. Como sus discípulos sintieron hambre, comenzaron a arrancar y a comer las espigas. Al ver esto, los fariseos le dijeron: «Mira que tus discípulos hacen lo que no está permitido en sábado». Pero él les respondió: «¿No han leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la ofrenda, que no les estaba permitido comer ni a él ni a sus compañeros, sino solamente a los sacerdotes? ¿Y no han leído también en la Ley, que los sacerdotes, en el Templo, violan el descanso del sábado, sin incurrir en falta? Ahora bien, yo les digo que aquí hay alguien más grande que el Templo. Si hubieran comprendido lo que significa: “Yo quiero misericordia y no sacrificios”, no condenarían a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es dueño del sábado».
Oración introductoria
Jesús, tú me conoces muy bien; sabes que no soy digno de estar en tu presencia, pero quiero pasar unos minutos contigo. En esta meditación, ayúdame a acercarme más a ti, a conocerte más y ser más como tú. Pongo en tus manos a todas las almas que me has encomendado.
Petición
Jesús, soy tu instrumento; úsame para saciar el hambre y sed de tantas almas alejadas de ti.
Meditación
Jesús en este evangelio nos invita a fijar la mirada en una realidad impresionante: el hambre. Pero no es el hambre que sentimos después de un largo día de trabajo o después practicar un deporte durante varias horas. Se trata del hambre que mucha gente no reconoce: la felicidad. Cuántos de nosotros deseamos una vida más profunda. Tenemos hambre de Dios porque él nos creó para sí mismo. Quisiéramos amar más y ser más amados. Quisiéramos ser más felices y ver a los demás felices.
Jesús mismo es el secreto de nuestra felicidad: él nos sacia. Es el pan que sacia un hambre espiritual que percibimos con poca facilidad. Cuando estamos con él, cuando pensamos en él, cuando lo amamos con actos concretos de amor, entonces nuestra vida tiene sentido y es cuando estamos alegres.
Reflexión Apostólica
Cuando los fariseos juzgan a los discípulos de Jesús, sale a su encuentro y les defiende. «Yo quiero misericordia y no sacrificios». Hay tantas almas que no conocen a Jesús, quieren algo más en su vida, sufren porque no saben de dónde vienen ni a dónde van. Cuántas almas podemos ayudar simplemente dando testimonio de la vida que llevamos, de nuestra alegría, nuestra sonrisa o nuestros actos de caridad.
Propósito
Encomendaré en un momento de silencio a mis conocidos que están alejados de la fe.
Diálogo con Cristo
Señor, gracias por ser mi amigo, pero este don es demasiado grande para mí. Quiero compartirlo con todos mis conocidos. Eres el sentido de mi vida, un sentido que quiero entregar a mis amigos. Soy verdaderamente feliz; quiero dar testimonio de mi alegría a mis familiares. Poseo la felicidad duradera; daré una sonrisa a todos los que están tristes. Tú sacias mi hambre; sacia el hambre de mis almas.
«Los grandes éxitos de la técnica y de la ciencia, que han mejorado notablemente las condiciones de vida de la humanidad, no ofrecen soluciones a las preguntas más profundas del espíritu humano. Sólo la apertura al misterio de Dios, que es Amor, puede saciar la sed de verdad y de felicidad de nuestro corazón» (Benedicto XVI).
Preguntas o comentarios al autor H. Stefan Wise
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