(www.neomundo.com.ar ) Las convicciones religiosas podrían ser una herramienta efectiva contra la depresión, ya que creer en un Dios bondadoso podría mejorar la respuesta al tratamiento médico aplicado contra esta patología, concluyó un estudio realizado en Estados Unidos.
“La medicación tiene un rol importante en la reducción de los síntomas de la depresión. Pero los médicos deberían ser concientes del rol de la religión en la vida de sus pacientes, ya que constituye una herramienta importante al planear el tratamiento”, afirmó Patricia Murphy, de la Universidad de Rush.
Un mal frecuente
La depresión, una patología bastante habitual, consiste en una tristeza muy profunda y duradera, que interfiere en todos los aspectos de la vida cotidiana, como el laboral, familiar o social. La Organización Mundial de la Salud calcula que al menos 121 millones de personas la sufren hoy en día y que constituye una de las principales enfermedades discapacitantes. Sin embargo, menos del 25% de quienes la padecen acceden a un tratamiento médico efectivo.
Los síntomas más comunes incluyen la tristeza, desesperanza, cansancio, insomnio, ansiedad, irritabilidad, falta de interés y los problemas para concentrarse. También puede generar alteraciones físicas, especialmente en el aparto digestivo o en la intensidad de los dolores de cabeza. Los tratamientos más habituales incluyen la psicoterapia y, en caso de ser necesario, medicación.
DIOS Y ALIVIO
Los investigadores analizaron la influencia de las creencias religiosas en la batalla contra la depresión, y publicaron sus conclusiones en la Revista de Psicología Clínica. Trabajaron con 136 adultos diagnosticados con depresión, y todos respondieron una serie de preguntas destinadas a analizar sus convicciones religiosas.
Los voluntarios que creían en un Dios bueno y comprensivo tenían más posibilidades de responder al tratamiento contra la depresión, que incluyó la administración de fármacos.
Por las dudas, los autores chequearon que la buena respuesta al tratamiento no tuviera que ver con la sensación de esperanza. “En nuestro estudio, la respuesta positiva a la medicación tuvo poco que ver con la esperanza que usualmente acompaña a las convicciones espirituales. La mejora de los pacientes se asoció específicamente a la creencia en un Ser Supremo bondadoso”, concluyó Murphy.
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“La medicación tiene un rol importante en la reducción de los síntomas de la depresión. Pero los médicos deberían ser concientes del rol de la religión en la vida de sus pacientes, ya que constituye una herramienta importante al planear el tratamiento”, afirmó Patricia Murphy, de la Universidad de Rush.
Un mal frecuente
La depresión, una patología bastante habitual, consiste en una tristeza muy profunda y duradera, que interfiere en todos los aspectos de la vida cotidiana, como el laboral, familiar o social. La Organización Mundial de la Salud calcula que al menos 121 millones de personas la sufren hoy en día y que constituye una de las principales enfermedades discapacitantes. Sin embargo, menos del 25% de quienes la padecen acceden a un tratamiento médico efectivo.
Los síntomas más comunes incluyen la tristeza, desesperanza, cansancio, insomnio, ansiedad, irritabilidad, falta de interés y los problemas para concentrarse. También puede generar alteraciones físicas, especialmente en el aparto digestivo o en la intensidad de los dolores de cabeza. Los tratamientos más habituales incluyen la psicoterapia y, en caso de ser necesario, medicación.
DIOS Y ALIVIO
Los investigadores analizaron la influencia de las creencias religiosas en la batalla contra la depresión, y publicaron sus conclusiones en la Revista de Psicología Clínica. Trabajaron con 136 adultos diagnosticados con depresión, y todos respondieron una serie de preguntas destinadas a analizar sus convicciones religiosas.
Los voluntarios que creían en un Dios bueno y comprensivo tenían más posibilidades de responder al tratamiento contra la depresión, que incluyó la administración de fármacos.
Por las dudas, los autores chequearon que la buena respuesta al tratamiento no tuviera que ver con la sensación de esperanza. “En nuestro estudio, la respuesta positiva a la medicación tuvo poco que ver con la esperanza que usualmente acompaña a las convicciones espirituales. La mejora de los pacientes se asoció específicamente a la creencia en un Ser Supremo bondadoso”, concluyó Murphy.
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