|
Honrarás a tu padre y a tu
madre |
66.- EL CUARTO MANDAMIENTO DE LA LEY DE DIOS ES:
HONRARÁS A TU PADRE Y A TU MADRE.
1. Honrar a los padres es
obedecer, si se vive bajo su potestad, sus mandatos; mientras no manden lo que
es pecado, pues «es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres»1 .
También asistirlos en sus necesidades y venerarlos con amor.
Dice San Pablo: «Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le
gusta al Señor»2 . Y el libro del Eclesiástico: «El que honra a su padre repara
su pecado. El que honra a su madre amontona tesoros (...) El que abandona a su
padre es como un blasfemo, y maldito del Señor el que irrita a su madre»3
.
En algunas malas traducciones del Evangelio hay una frase que no se
entiende. Ponen en boca de Jesucristo: «El que no odia a sus padres no es digno
de Mí»4 . Esto, tal como suena, es un disparate. Hay que tener en cuenta que la
palabra «odiar» en hebreo no tiene el mismo sentido que en castellano. En hebreo
significa «tener en menos». Por lo tanto el sentido de la frase es: «El que
antepone sus padres a Mí, no es digno de Mí». Esto ya se
entiende.
2. La desobediencia a los padres es más grave
cuando se trata de cosas relacionadas con el bien de nuestra alma5 : deberes
religiosos, amistades, diversiones, etc.
«Esta obediencia la
deben los hijos a sus padres mientras forman con ellos la sociedad parental,
cuya finalidad y compromiso, tanto por parte de los padres como por parte de los
hijos, es la educación de los hijos. (...) Los hijos tienen el derecho y la
obligación de ser educados por sus padres y de dejarse educar por sus padres »6
.
«Los hijos deben estar sujetos a sus padres: deben obedecer, pero
libremente, no como esclavos. Y sólo es capaz de obedecer libremente quien ama a
aquellos de quienes depende y deben mandarle. (...) La obediencia, la sujeción
de los hijos debe ser una consecuencia del amor a sus padres»7 .
«La
obediencia a los padres cesa con la emancipación de los hijos, pero no el
respeto que les es debido, el cual permanece para siempre»8 .
Tus padres
lo son todo para ti. Aunque sean viejos y achacosos, debes conservarles el
respeto y el cariño. No seas jamás un hijo desagradecido9 . Todo lo que tienes,
a ellos se lo debes.«¿Cómo podrías pagarles lo que han hecho por ti?»10 . Piensa
en los pobres niños abandonados que no conocen a su padre, ni saben lo que es el
cariño de una madre.
A los padres no basta quererlos, hay que
manifestárselo. No hay en el mundo amor más desinteresado que el de los padres:
no es mucho pedir que ellos reciban alguna cálida manifestación de cariño de sus
hijos, que tanto agradecen.
Hoy se habla poco de obedecer a los padres.
Incluso algunos hijos se creen que desobedeciendo dan muestras de independencia
y personalidad. Es decir, que consideran la desobediencia como una valor.
Esto es una equivocación. Esos mismos jóvenes que no
obedecen a sus padres que les aman, luego obedecen a los amigos, a las modas, o
a sus caprichos que les tiranizan. Cambian de obediencia: la buena, por la mala.
Ser libre no es hacer lo que me da la gana.
Ése es esclavo de sus
caprichos.
Libre es el que voluntariamente cumple con su deber.
La persona más libre fue Jesucristo, que era Dios. Sin embargo cumplió
con la voluntad de su Padre.
Hoy día es muy fácil que los hijos se
contagien del espíritu de rebeldía y libertad desenfrenada del ambiente. El P.
César Vaca, O.S.A. escribió en el periódico Ya de Madrid: «Criticar los falsos
maestros, los malos educadores, los padres incomprensivos y egoístas, está bien;
pero rechazar la disciplina familiar en globo, menospreciar sin compasión a
cuantos ejercen la ardua tarea de la educación y la enseñanza, presentando como
la mejor de las escuelas la anarquía de una libertad incontrolada, es colocarse
al borde de la ruina».
«Los problemas que destacan en las páginas
frontales de los periódicos de todo el mundo, son un reflejo de la falta de
disposición de nuestra juventud para someterse a ningún sistema de valores que
no sea la jerarquía de valores de su propio criterio. (...) Todos somos testigos
de casos de adolescentes que son advertidos y aconsejados una y otra vez por
padres experimentados y responsables, pero ellos prefieren "discurrir por su
cuenta", para descubrir demasiado tarde lo que su padre le predecía
certeramente. Por desgracia, son muchos los jóvenes que no quieren escuchar
consejos. Semejante hostilidad de la gente joven hacia la autoridad paterna
supone que ellos se oponen irrazonablemente a los beneficios de la
experiencia»11
«Los hijos deben ayudar en la vida de familia. En todas
las familias se necesita la colaboración de los hijos. Entre todos se puede
conseguir una vida familiar agradable y alegre.
»En nuestra sociedad el
número de personas que alcanza una edad avanzada es cada vez mayor.
»Los
ancianos se encuentran con problemas que hacen más dura su ancianidad: ya no
pueden trabajar, algunos están enfermos, otros solos.
»Todos los
miembros de la sociedad deben sentirse responsables de la atención a los
ancianos, especialmente los hijos»12 .
1 Hechos de los Apóstoles, 5:29 2 SAN PABLO: Carta a
los Colosenses, 3:20s 3 Libro del Eclesiástico, 3: 3s, 16 4
Evangelio de SAN LUCAS, 14:26 5 ANTONIO ROYO MARÍN, O.P.:
Teología Moral para seglares,1º, 2ª, III, nº847. Ed. BAC. Madrid. 6
BALTASAR PÉREZ ARGOS, S.I.: Política básica, 1ª, III, 2. Ed. Fe
Católica. Madrid. 7 FEDERICO SUÁREZ: La Virgen Nuestra Señora,
III, 3. Ed. Rialp. Madrid. 1984. 17 edición. 8 Nuevo Catecismo de la
Iglesia Católica, nº 2217 9 Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº
2215 10 Libro del Eclesiástico, 7:30 11 EDMUNDO J.
ELBERT: Problemas actuales de psicología, XII,1. Ed. Sal Terrae.
Santander. 12 Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº
2218
|
|
Ni el estado, ni la sociedad, nos aman más que nuestros padres. Cómo no quererlos y escucharlos, al menos. Ellos vivieron más, saben más de la vida. Nos conocen. Saben lo que es bueno para nosotros. Y lo hacen desinteresadamente. Bah, por nuestro bien, el de los hijos.
ResponderEliminarPor experiencia , les digo, escuchen a sus padres. Tendrán afecto y el mejor de los consejos.
Todos los demás, te piden cosas a cambio. La política, los negocios, algunas amistades.