Cómo se evangeliza. O sea, ser misioneros.
No hace falta ser sacerdote o monja, parav misionar.
Con aprender lo que nos dice Jesús, podemos consolarnos en este mundo tan hostil.
ACTITUDES PARA LA MISIÓN 22
AL ESTILO DE JESÚS GUIADOS POR DEL PAPA FRANCISCO:
uando Jesús envió a sus discípulos a anunciar la Buena Noticia del Reino, les dio varios consejos: que no fueran solos, que no llevaran muchas cosas para el camino, que siempre ofrecieran la paz y que hicieran el bien constantemente. Estas son actitudes que siempre tenemos que recordar y además fijarnos en las suyas para ser discípulos seguidores de sus huellas.
De la misma manera, cuando el Papa Francisco era nuestro obispo arquidiocesano, el Cardenal Bergoglio, constantemente nos aconsejaba con sus palabras y su ejemplo. Y hoy día lo sigue haciendo como Pastor de todo el Pueblo de Dios. Por eso vamos a recordar algunos de sus consejos para que nuestra misión tenga el sello de una Iglesia humilde, fraterna y servidora:
1. Conducidos por el Espíritu:
“Evangelizar es la misión de la Iglesia, no sólo de algunos, sino la mía, la tuya, nuestra misión. El apóstol Pablo exclamaba: «¡Ay de
mí si no anuncio el Evangelio!»1
sobre todo con la vida.
Cada uno debe ser evangelizador,
“Evangelizar... es la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar.”2
“¿Quién es el verdadero motor de la evangelización en nuestra vida y en la Iglesia? Pablo VI escribía con claridad: «El Espíritu Santo es quien, hoy igual que en los comienzos de la Iglesia, actúa en cada evangelizador que se deja poseer y conducir por Él, y pone en los labios las palabras que por sí solo no podría hallar, predisponiendo también el alma del que escucha para hacerla abierta y acogedora de la Buena Nueva y del reino anunciado.»3
“Es necesario una vez más abrirse al horizonte del Espíritu de Dios, sin tener miedo de lo que nos pida y dónde nos guíe. ¡Encomendémonos a Él! Él nos hará capaces de vivir y testimoniar nuestra fe, e iluminará el corazón de quien encontremos.”
“Renovemos cada día la confianza en la acción del Espíritu Santo, la confianza en que Él actúa en nosotros, Él está dentro de nosotros, nos da el fervor apostólico, nos da la paz, nos da la alegría.”
Referencias: 1 - 1º Cor 9, 16
2 - Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, 14
3 - Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, 75
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2. Dejándonos “misericordear”: 23
“Es hermoso, esto de la misericordia, esta palabra cambia todo. Es lo mejor que podemos escuchar: cambia el mundo. Un poco de misericordia hace al mundo menos frío y más justo. Necesitamos comprender bien esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso que tiene tanta paciencia
...Recordemos al profeta Isaías, cuando afirma que, aunque nuestros pecados fueran rojo escarlata, el amor de Dios los volverá blancos como la nieve.
“Dios nunca se cansa de perdonar. Nunca. El problema es que nosotros nos cansamos, de pedir perdón. Él jamás se cansa de perdonar, pero nosotros, a veces, nos cansamos de pedir perdón. No nos cansemos nunca, no nos cansemos nunca. Él es Padre amoroso que siempre perdona, que tiene ese corazón misericordioso con todos nosotros. Y aprendamos también nosotros a ser misericordiosos con todos.”
“Aunque pueda parecer una herejía, ¡más difícil que amar a Dios es dejarse amar por Él!, el modo de restituir a Él tanto amor es abrir el corazón y dejarse amar.”
3. Con la luz de la esperanza:
“¿Qué misión tiene este Pueblo de Dios? La de llevar al mundo la esperanza y la salvación de Dios: ser signo del amor de Dios que llama a todos a la amistad con Él; ser levadura que hace fermentar toda la masa, sal que da sabor y preserva de la corrupción, ser una luz que ilumina.”
“En nuestro entorno, basta con abrir un periódico y vemos que la presencia del mal existe, que el Diablo actúa. Pero quisiera decir en voz alta: ¡Dios es más fuerte! Y, ¿saben por qué es más fuerte? Porque Él es el Señor, el único Señor.”
“La realidad a veces oscura, marcada por el mal, puede cambiar si nosotros llevamos a ella la luz del Evangelio sobre todo con nuestra vida. Si en un estadio —pensemos en el de San Lorenzo en Buenos Aires—, en una noche oscura, una persona enciende una luz, se vislumbra apenas; pero si los más de setenta mil espectadores encienden cada uno la propia luz, el estadio se ilumina.”
“Hagamos que nuestra vida sea una luz de Cristo; juntos llevaremos la luz del Evangelio a toda la realidad.”
4. Custodiando su Palabra:
Custodiar la Palabra de Dios quiere decir abrir nuestro corazón a ella, como la tierra se abre para recibir la semilla. La Palabra de Dios es semilla y se siembra. Y Jesús nos dijo lo que sucede con la semilla. Algunas caen a lo largo del camino, vienen los pájaros y las comen. Esto sucede cuando no se custodia la Palabra. Significa que ciertos corazones no saben recibirla. Sucede también que otras semillas caen en una tierra con muchas piedras y la semilla no logra echar raíces y muere, es decir, cuando no somos capaces de custodiarla porque no somos constantes; y cuando llega una tribulación nos olvidamos de ella.
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“La Palabra cae también en tierra no preparada, donde hay espinas, y al 24
final muere porque no se la custodia. Pero, ¿qué son las espinas? Lo dice
Jesús mismo: «El apego a las riquezas, los vicios, todas estas cosas». “Custodiar la Palabra de Dios es recibirla en nuestro corazón. Pero es
necesario preparar nuestro corazón para recibirla. Meditar siempre sobre
lo que nos dice esta Palabra hoy, mirando lo que sucede en la vida. Leer la vida con la Palabra de Dios: esto significa custodiar.”
“Pero significa también hacer memoria. La memoria es una custodia de la Palabra de Dios, nos ayuda a custodiarla, a recordar todo lo que el Señor ha hecho en mi vida, todas las maravillas de la salvación.”
5. Rezando y haciendo rezar:
“Una Iglesia que evangeliza debe partir siempre de la oración, de pedir, como los Apóstoles en el Cenáculo, el fuego del Espíritu Santo. Sólo la relación fiel e intensa con Dios permite salir de las propias cerrazones y anunciar con parresia el Evangelio. Sin la oración nuestro obrar se vuelve vacío y nuestro anuncio no tiene alma, ni está animado por el Espíritu.”
“Dejémonos guiar por Él, seamos hombres y mujeres de oración, que testimonian con valentía el Evangelio, siendo en nuestro mundo instrumentos de la unidad y de la comunión con Dios.”
“Todas las personas, en especial las que sufren, deben entrar en mi corazón, deben causar una inquietud en mí. Mi hermano sufre, mi hermana sufre; he ahí el misterio de la comunión de los santos. Ora: “Señor, mira a aquél que llora, que sufre”. Yo lo llamo “orar con la carne”: no con las ideas; rezar con el corazón.”
“Pidiendo sin cesar, orando sin desfallecer y adorando para que se nos transfigure la mirada.
6. Con Alegría:
“No podemos ser cristianos con cara de pepinos en vinagre”, dijo el Papa Francisco en una de sus homilías. Porque la alegría es la puerta para el anuncio de la Buena Noticia y a su vez la consecuencia de vivir en la fe.
“Son muchos los cristianos que no conocen la alegría. Si aprendieran a salir de sí mismos y a dar gracias a Dios, comprenderían realmente esa alegría que nos hace libres.”
“Nosotros no estamos muy acostumbrados a hablar de alegría, de gozo. Creo que muchas veces nos gustan más los lamentos. ¿Qué es la alegría? La clave para comprender esta alegría es lo que dice el Evangelio: “fue colmada de Espíritu Santo”. Es el Espíritu Santo quien nos da la alegría».
“Por eso es fundamental en este tiempo que todos expresemos con nuestro testimonio de vida la alegría de creer en Cristo. El anuncio de una “gran alegría” debe marcar el estilo y la mística de la nueva evangelización.
Sintamos en nosotros «la dulce y confortadora alegría de evangelizar». Porque evangelizar, anunciar a Jesús, nos da alegría; en cambio, el egoísmo nos trae amargura, tristeza, tira de nosotros hacia abajo; evangelizar nos lleva hacia arriba.”
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7. Con cercanía y ternura: 25
“La «ciencia de la caricia» manifiesta dos pilares del amor: la cercanía y la ternura. Y Jesús conoce bien esta ciencia.”
“Cercanía y ternura son las dos maneras del amor del Señor, que se hace cercano y da todo su amor también en las cosas más pequeñas con ternura. Sin embargo se trata de un amor fuerte, porque cercanía y ternura nos hacen ver la fuerza del amor de Dios.”
“El Señor nos ama con ternura. El Señor sabe la bella ciencia de las caricias. La ternura de Dios: no nos ama de palabra; Él se aproxima y estándonos cerca nos da su amor con toda la ternura posible.”
“La misión es relación y por eso se despliega a través de la cercanía, de la creación de vínculos personales sostenidos en el tiempo. El amigo de Jesús se hace cercano a todos, sale al encuentro generando relaciones interpersonales que susciten, despierten y enciendan el interés por la verdad y el amor de Dios.”
“De la amistad con Jesucristo surge un nuevo modo de relación con el prójimo, a quien se ve siempre como hermano.”
8. Con entusiasmo:
La palabra entusiasmo tiene su raíz en el griego “en-theos”, es decir: “que lleva un dios adentro.”
El entusiasmo es la experiencia de un “Dios activo dentro de mí” para ser guiado por su fuerza y sabiduría.
Se expresa como apasionamiento, fervor, audacia y empeño. Se opone al desaliento, al desinterés, a la apatía, a la frialdad y a la desilusión.
El “Dios activo dentro” de nosotros es el regalo que nos hizo Jesús en
Pentecostés, el Espíritu Santo.
9. Con “Parresía”:
“Este es otro efecto de la acción del Espíritu Santo: la valentía, de anunciar la novedad del Evangelio de Jesús a todos, con franqueza (parresia), en voz alta, en todo tiempo y lugar.”
“Y esto sucede también hoy para la Iglesia y para cada uno de nosotros: del fuego de Pentecostés, de la acción del Espíritu Santo, se irradian siempre nuevas energías de misión, nuevos caminos por los cuales anunciar el mensaje de salvación, nueva valentía para evangelizar.”
“¡No nos cerremos nunca a esta acción! ¡Vivamos con humildad y valentía el Evangelio! Testimoniemos la novedad, la esperanza, la alegría que el Señor trae a la vida.”
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10. Custodiándonos unos a otros: 26
“Les quiero pedir un favor: caminemos todos juntos, cuidémonos los unos a los otros, cuídense entre ustedes, no se hagan daño; cuídense! Cuiden la vida, cuiden la familia, cuiden la naturaleza, cuiden los niños, cuiden a los viejos. Que no haya odio, que no haya peleas. Dejen de lado la envidia y no le saquen el cuero a nadie; dialoguen, vayan creciendo en el corazón y acérquense a Dios.”
11. Con preferencia por los más alejados y los que sufren:
“Porque a ellos nos envía especialmente Jesús con su mensaje: los enfermos, los ancianos, los niños, los pobres, los sin trabajo, los que han perdido seres queridos, los que están solos, todos los que viven en las periferias existenciales de nuestra ciudad: los que son ignorados, los que sufren cualquier tipo de injusticia, los que sienten que han perdido su dignidad, los que padecen alguna esclavitud social o personal, pues son los preferidos del Padre, son los que más necesitan la Buena Noticia de la Salvación.”
“Cruzar el umbral de la fe nos lleva a perdonar y saber arrancar una sonrisa, es acercarse a todo aquel que vive en la periferia existencial y llamarlo por su nombre, es cuidar las fragilidades de los más débiles y sostener sus rodillas vacilantes con la certeza de que lo que hacemos por el más pequeño de nuestros hermanos al mismo Jesús lo estamos haciendo.” (Cf. Mateo 25,40)
12. Con pobreza y gratuidad:
“La predicación evangélica nace de la gratuidad, del asombro de la salvación que llega; y eso que he recibido gratuitamente, debo darlo gratuitamente.”
“Esto se ve cuando Jesús envía a sus apóstoles y les da las instrucciones para la misión que les espera. Son indicaciones muy sencillas: no lleven oro, ni plata, ni dinero. Esta misión de salvación, como añade Jesús, consiste en curar a los enfermos, resucitar a los muertos, purificar a los leprosos y expulsar los demonios. Se trata de una misión para acercar a los hombres al Reino de Dios. Y el Señor quiere para los apóstoles sencillez de corazón y disponibilidad para dejar espacio al poder de la Palabra de Dios.”
“La frase clave de las consignas de Cristo a sus discípulos es precisamente
«gratis recibieron, den gratis»: palabras en las que se comprende toda
«la gratuidad de la salvación». Porque no podemos predicar, anunciar el Reino de Dios, sin esta certeza interior de que todo es gratuito, todo es gracia.”
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13. Escuchando y dialogando: 27
“Seamos constructores de puentes y no de muros, esta es la actitud del buen evangelizador: abierto a todos, dispuesto a escuchar a todos, sin ninguna exclusión.”
“Miren a Pablo en el areópago, que anuncia a Jesucristo entre los adoradores de ídolos. Él no dice: “¡idólatras! Irán al infierno…”, sino, por el contrario, busca llegar al corazón; no condena desde el inicio, busca el diálogo: Pablo es un pontífice, constructor de puentes. Él no quiere convertirse en constructor de muros.
“Construir puentes para anunciar el Evangelio, esta es la actitud de Pablo en Atenas: hacer un puente en sus corazones, para luego dar un paso más y anunciar a Jesucristo. Pensemos sobre nuestra actitud, y si lo que nos detiene es el temor a equivocarnos, es necesario pensar que podemos levantarnos y continuar para seguir adelante; porque los que no caminan para no equivocarse comenten un error más grave.”
14. Con el lenguaje del Espíritu: la unidad en el amor
“La lengua del Espíritu, la lengua del Evangelio es la lengua de la comunión, que invita a superar cerrazones e indiferencias, divisiones y contraposiciones.”
“Deberíamos preguntarnos todos: ¿cómo me dejo guiar por el Espíritu Santo de modo que mi vida y mi testimonio de fe sea de unidad y comunión? ¿Llevo la palabra de reconciliación y de amor que es el Evangelio a los ambientes en los que vivo? ¿Qué hago con mi vida? ¿Creo unidad en mi entorno? ¿O divido, con las habladurías, las críticas, las envidias?”
“Pensemos en esto. Llevar el Evangelio es anunciar y vivir nosotros en primer lugar la reconciliación, el perdón, la paz, la unidad y el amor que el Espíritu Santo nos da. Recordemos las palabras de Jesús: «En esto conocerán todos que son discípulos míos: si se aman unos a otros».4
15. Como María:
“La Iglesia la llama: “causa de nuestra alegría”, ¿Por qué? Porque trae nuestra alegría más grande, trae a Jesús.”
“Es la Virgen quien se hace cercana y nos revela la ciencia de la ternura: Ella va en ayuda de Isabel cuando se enteró de su embarazo, ella lleva la alegría y la contagia, ella trae a Jesús al mundo hecho niño pequeño por amor.”
“Ella con su oración hace que el Espíritu Santo irrumpa. Irrumpe ese día de Pentecostés; estaba allí. Debemos rezar a la Virgen para que al traer a Jesús nos dé la gracia de la alegría y de la libertad.”
Referencias: 4 - Juan 13,35
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COMPORTAMIENTOS DE DEBEMOS EVITAR: 28
Muchas veces las actitudes y comportamientos que tenemos, poco tienen que ver con los de un auténtico testigo de Jesús resucitado. Aquí hay algunos ejemplos que pueden ilustrar y ratificar lo que queremos decir. En ellos también el Papa Francisco nos ayuda con sus consejos :
16. No improvises:
“Para ser misioneros es necesaria la formación espiritual. No basta el entusiasmo, tenemos que saber “dar razones de nuestra esperanza.” 5¿Y cómo nos preparamos?: “¡Amando cada vez más a Jesucristo!”
“Perciban la presencia del Señor en sus vidas. Él está cerca a cada uno de ustedes como compañero, como amigo, que los sabe ayudar y comprender, los alienta en los momentos difíciles y nunca los abandona. En la oración, en el diálogo con Él, en la lectura de la Biblia, descubrirán que Él está realmente cerca de ustedes.”
“Y aprendan también a leer los signos de Dios en vuestra vida. Él nos habla siempre, incluso a través de los hechos de nuestro tiempo y de nuestra existencia de cada día. Está en nosotros escucharlo para saber anunciarlo.”
17.“No te la creas”:
Nunca “te la creas”, al decir del Papa Francisco, ni te creas superior a los demás: somos los que somos por gracia de Dios. No somos ni buenos ni mejores que quienes no conocen a Cristo y para ellos somos enviados.
“Sin la humildad, sin la capacidad de reconocer públicamente los propios pecados y la propia fragilidad humana, no se puede alcanzar la salvación y tampoco pretender anunciar a Cristo o ser sus testigos. Los cristianos siempre deben recordar que la riqueza de la gracia, don de Dios, es un tesoro que se custodia en «vasijas de barro» a fin de que sea claro el poder extraordinario de Dios, del que nadie se puede adueñar.” 6
18. No selecciones al prójimo:
“El anuncio del Evangelio está destinado ante todo a los pobres, a cuantos carecen a menudo de lo necesario para llevar una vida digna. A ellos se anuncia en primer lugar el alegre mensaje de que Dios los ama con predilección y viene a visitarlos a través de las obras de caridad que los discípulos de Cristo realizan en su nombre. Antes de nada, ir a los pobres: esto es lo primero. En el momento del Juicio final, podemos leer en Mateo,
25, todos seremos juzgados sobre esto.”
Referencias: 5 - 1º Pedro 3,15 6 - Cf. 2º Corintios 4,7
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“Pero algunos entonces piensan que el mensaje de Jesús está destinado a
quienes no tienen una preparación cultural. ¡No! ¡No! El Apóstol afirma con fuerza que el Evangelio es para todos, también para los doctos. La sabiduría que deriva de la Resurrección no se opone a la humana, sino que, al contrario, la purifica y la eleva. La Iglesia siempre ha estado presente en los lugares donde se elabora la cultura. Pero el primer paso es siempre la prioridad a los pobres.”
“También debemos ir a las fronteras del intelecto, de la cultura, en la altura del diálogo, del diálogo que hace la paz, del diálogo intelectual, del diálogo razonable.”
“¡El Evangelio es para todos! Esto de ir a los pobres no significa que tengamos que hacernos «pauperistas» o una especie de «mendigos espirituales». No significa esto. Significa que debemos ir hacia la carne de Jesús que sufre, pero también sufre la carne de Jesús de aquellos que no lo conocen con sus estudios, con su inteligencia, con su cultura. ¡Debemos ir allí!”
“Por eso me gusta usar la expresión «ir a las periferias», las periferias existenciales. A todos, a todos ellos, desde la pobreza física y real a la pobreza intelectual, que es real también. Todas las periferias, todos los cruces de caminos: ir ahí. Y ahí sembrar la semilla del Evangelio con la palabra y con el testimonio.”
19. “¡No se saquen el cuero unos a otros!”:
No permitamos que nos vengan con cuentos sobre vecinos, feligreses, sobre otros hermanos.
sobre otros
“¡Cuánto daño hacen las habladurías, cuánto daño! ¡Jamás chismorrear de los demás, jamás! ¡Cuánto daño acarrean a la Iglesia las divisiones entre cristianos, tomar partidos, los intereses mezquinos!”
“Pidamos a Dios: ayudanos a ser miembros del Cuerpo de la Iglesia siempre profundamente unidos a Cristo; ayudanos a no hacer sufrir al Cuerpo de la Iglesia con nuestros conflictos, nuestras divisiones, nuestros egoísmos; ayudanos a ser miembros vivos unidos unos con otros por una única fuerza, la del amor, que el Espíritu Santo derrama en nuestros corazones.”
20. No polemices ni entres en temas políticos:
Porque nuestra misión no es ir a hablar de política sino a iluminar las vidas
con la Buena Noticia de Dios,
porque todas las
opciones políticas son
limitadas y ninguna abarca toda la riqueza del Evangelio, vamos a evitar los temas conflictivos, sin entrar en discusiones inútiles, respetando los puntos de vista y jugándose por la Verdad.
“Nuestra tarea principal no es construir muros, sino puentes; es la de establecer un diálogo con todos los hombres, también con quienes no comparten la fe cristiana y hasta con «aquellos que se oponen a la Iglesia y la persiguen de varias maneras».
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“Son muchas las cuestiones humanas que hay que discutir y compartir, y en
el diálogo siempre es posible acercarse a la verdad, que es don de Dios, y enriquecerse recíprocamente.”
“Dialogar significa estar convencidos de que el otro tiene algo bueno que decir, dar espacio a su punto de vista, a su opinión, a sus propuestas, sin caer, obviamente, en el relativismo. Y para dialogar es necesario bajar las defensas y abrir las puertas.”
21. Nunca aceptes dinero:
Porque gratis recibimos y por eso damos gratis, para que no pierda valor lo que estamos haciendo ni sea motivo de confusión,
Para ir cambiando una imagen que mucha gente tiene de la Iglesia;
Si alguien insistiera en colaborar con la obra de la Iglesia, se les puede sugerir que lo den a Caritas o a otra institución solidaria.
22. No te dejes desanimar:
“Tenemos que decirnos la verdad: la labor de evangelizar, de llevar adelante la gracia gratuitamente no es fácil, porque no estamos nosotros solos con Jesucristo; existe también un adversario, un enemigo que quiere tener a los hombres separados de Dios. Y por eso instila en los corazones la desilusión, cuando no vemos recompensado enseguida nuestro compromiso apostólico.”
“El diablo cada día arroja en nuestros corazones semillas de pesimismo y amargura, y uno se desanima, nos desanimamos. «¡No sale! Hemos hecho esto, no sale; hemos hecho lo otro y no funciona. Y mira esa religión cómo atrae a tanta gente y nosotros no». Es el diablo que introduce esto.
“Debemos prepararnos para la lucha espiritual. Esto es importante. No se puede predicar el Evangelio sin esta lucha espiritual: una lucha de todos los días contra la tristeza, contra la amargura, contra el pesimismo; ¡una lucha de todos los días! Sembrar no es fácil. Es más bello cosechar, pero sembrar no es fácil, y esta es la lucha de todos los días de los cristianos.”
No tengas miedo al fracaso:
“Muchas veces el camino es difícil, no es fácil. Hay días de oscuridad, también días de fracaso, incluso alguna jornada de caída... uno cae... Pero piensen siempre en esto: no tengan miedo de los fracasos; no tengan miedo de las caídas.”
“En el arte de caminar lo que importa no es no caer, sino no quedarse caídos. Levantarse pronto, inmediatamente, y seguir andando.”
24. No esperes ver los frutos:
“El Evangelio es como la semilla: tu misión es lo sembrarla, la sembrás con tu palabra y con tu testimonio. Y después no hacés una estadística acerca de cómo te ha ido: la hace Dios.”
“Él hace crecer esta semilla; pero debemos sembrar con esa certeza de que el agua la da Él, el crecimiento lo da Él. Y nosotros no cosechamos: lo hará otro sacerdote, otro laico, otra laica, otro lo hará.”
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25. Que no te paralice la comodidad: 31
“Quiero decirles algo: En el Evangelio es tan lindo ese pasaje que nos habla del pastor que cuando vuelve al redil se da cuenta de que falta una oveja entonces deja las 99 y va a buscarla, a buscar una. Pero, hermanos y hermanas, nosotros ahora tenemos una; ¡y nos faltan 99! Debemos salir,
¡debemos ir hacia los demás! Digámonos la verdad: tenemos sólo una,
¡somos minoría! ¿Y sentimos el fervor, el celo apostólico de ir y salir y buscar las otras 99? Esta es una gran responsabilidad y debemos pedir al Señor la gracia de la generosidad y el valor y la paciencia para salir, para salir a anunciar el Evangelio.”
“¡Ah, esto es difícil! Es más fácil quedarse en casa, con esa única oveja. Es más fácil con esa oveja, peinarla, acariciarla... pero a nosotros sacerdotes, y también ustedes cristianos, a todos: el Señor nos quiere pastores, no peinadores de ovejas; ¡pastores!”
“Y cuando una comunidad está cerrada, siempre con las mismas personas que hablan, esta comunidad no es una comunidad que da vida. Es una comunidad estéril, no es fecunda. La fecundidad del Evangelio viene por la gracia de Jesucristo, pero a través de nosotros, de nuestra predicación, de nuestra valentía, de nuestra misión.”
Pidámosle a María que nos regale sus actitudes, su presencia y su protección en este camino de Misión:
“María, mujer de la escucha,
haz que se abran nuestros oídos;
que sepamos escuchar la Palabra de tu Hijo Jesús entre las miles de palabras de este mundo;
haz que sepamos escuchar la realidad en la que vivimos, a cada persona que encontramos,
especialmente a quien es pobre, necesitado, tiene dificultades.
María, mujer de la decisión,
ilumina nuestra mente y nuestro corazón, para que sepamos obedecer a la Palabra de tu Hijo Jesús sin vacilaciones;
danos la valentía de la decisión, de no dejarnos arrastrar
para que otros orienten nuestra vida.
María, mujer de la acción,
haz que nuestras manos y nuestros pies se muevan deprisa hacia los demás, para llevar la caridad y el amor
de tu Hijo Jesús, para llevar, como tú, la luz del Evangelio al mundo. Amén.”
Escrito por el Papa Francisco.
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