miércoles, 6 de noviembre de 2013

El terrorismo




2.- El terrorismo


Documentación





Pontificio Consejo Justicia y Paz, "Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia"; Juan Pablo II; Mensaje con motivo de

la Jornada Mundial de la Paz, año 2002; Juan Pablo II; Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, año 2004; Juan

Pablo II; Discurso a la nueva Embajadora de Gran Bretaña ante la Santa Sede, 2002; Juan Pablo II; Discurso al nuevo

Embajador de Irán ante la Santa Sede, 2004; Juan Pablo II; Audiencia General, 11 de septiembre de 2002; Decálogo de

Asís para la Paz, enero de 2002; Juan Pablo II; Discurso a Georges W. Bush, presidente de Estados Unidos, junio de

2004; Juan Pablo II; Discurso a una delegación de la Organización para la Liberación Palestina (OLP), noviembre de

2003





La unidad del género humano es una realidad más fuerte que las divisiones contingentes que

separan a los hombres y los pueblos.

El terrorismo ataca la paz fundada sobre la justicia y sobre el perdón; nace del odio y engendra

aislamiento, desconfianza y exclusión. Se basa en el desprecio de la vida del hombre y es un

auténtico crimen contra la humanidad.

Existe un derecho a defenderse del terrorismo que, como cualquier otro, debe atenerse a reglas

morales y jurídicas, tanto en la elección de los objetivos como de los medios.



La responsabilidad penal es siempre personal y, por tanto, no puede extenderse a las naciones, a

las etnias o a las religiones a las que pertenecen los terroristas.

Se deben solucionar con valentía y determinación las eventuales situaciones de opresión y

marginación que pudieran estar en el origen de los planes terroristas, construyendo un mundo en el

que todos puedan reconocerse hijos del mismo Dios.

Sin embargo, las injusticias existentes en el mundo nunca pueden usarse como pretexto para

justificar los atentados terroristas. La pretensión del terrorismo de actuar en nombre de los pobres

es una falsedad patente.

La lucha contra el terrorismo debe realizarse también en el plano político y pedagógico

El uso de la fuerza contra los terroristas no puede justificar la renuncia a los principios de un Estado

de derecho.



Se debe cultivar la confianza recíproca para acoger a los demás no como una amenaza sino como

interlocutores.

El terrorismo nunca podrá resolver los conflictos entre seres humanos, ya que es y será siempre

una manifestación de crueldad inhumana.



La violencia y el terrorismo se oponen al auténtico espíritu religioso.

El terrorismo es una traición a nuestra humanidad común y es absolutamente incapaz de poner los








fundamentos políticos, morales y espirituales necesarios para la libertad y la autodeterminación

auténtica de un pueblo.


(Síntesis y selección de textos a cargo de la Lic. Inés Franck)

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